Nothing to lose [Aemond Targaryen]

-Ojo por ojo

Aemma Targaryen

Solo podía sentir el frío que recubrian todas mis heridas.

La sensación de ardor estaba por todas partes, el sabor salado en mis mejillas por las lágrimas de la impresión se hacian presentes.

Estaba en brazos de Sir Jorah, no estaba muy consiente, por lo que no podría decir con exactitud donde estaba.

Sentía los ojos muy pesados, solo quería dormir, así el dolor se iría.

Pero aún sin estar en mis cinco sentidos solo podía pensar en una cosa Aemond.

Apretaba mis ojos con fuerza pensando en como estaba.

Llego un punto en el que pude reconocer voces.

Habíamos llegado a la sala.

Para mi todo había sido lento y tortuoso, pero en cuanto vi a guardias corriendo y a maestres apresurados, entendí que todo había transcurrido más rápido de lo que yo pensaba.

Sir Jorah se aferraba a mi cuerpo, susurrando una y otra vez que permaneciera despierta

En un momento fui arrancada de sus brazos y puesta en una silla recostada.

Uno colocaba un cojín en mi cabeza, el otro alistado agua para tratar las heridas, y todos los demás estaban pendientes a que no fuera de gravedad las heridas.

Al otro lado pude ver a Gelinyra.

¡Dioses!, estaba a punto de morir.

Solo quería ir con Aemond y asegurarme de que estuviera bien.

Pero no lo veía por ninguna parte.

Las puertas se abrieron de par en par.

El terror plasmado en el rostro de los guardias y maestres era evidente, no habían hecho su trabajo bien, y ahora pagarían por ello.

Entro Alicent y mi abuelo, acompañado de todos mis tíos.

También Rhaenys y Corlys, estaban llegando.

Pero el verdadero terror fue cuando sus ojos enfocaron a mi padre.

Un maestre gordinflón y pelón, trato de cubrirme con su colosal cuerpo, en un intento de que mi padre no viera que estaba herida.

-¡Aemond!- Alicent corrió al instante con su hijo.

-¿¡Que paso aquí?!- Grito mi abuelo.

Silencio.

Eso fue todo lo que obtuvo de respuesta, mi madre tenia a mis hermanos por detrás y parecía muy confundida, eso hasta que me vio a mi.

-¡Mi hija!- Se comenzó a hacer paso entre la multitud.

Nunca había visto a mi madre tan preocupada.

Corrió hacia mi, y comenzó a examinarme de pies a cabeza.

-Déjame ver- Decía una y otra vez observando todas mis heridas.

- padre...- Susurre en busca de el.

Violentamente comenzó a empujará todos para hacer un espacio, entre tanta gente ya no sabíamos quien era quien.

Mi padre con violencia empujó a mamá de su lugar provocando que cayera al suelo mientras estaba de cuclillas.

Empujó a todos los maestres y cuando me tuvo frente a frente hablo.

- ¡¿Mi niña estas bien?!- Decía violentamente tomando mi rostro.

- Lo estoy papá, solo fue un rasguñito- Dije convencida.