-Cena familiar

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Aemma Targaryen




Mis pies se movían de una forma que nunca pensé que lo harían, se deslizaban con tanta rapidez por el pasillo que temí por un momento irme de boca.

Mis criadas corrían detrás de mi con perfumes y telas restantes de mi vestido de aquella velada.

Mi vestido era de un color azul muy penetrante y bordado de color dorado en forma de dragón en un hombro y una ave en el otro.

Simbolizando la lealtad que siento por ambas casas, ambas fluyen dentro de mis venas.

Mi tío Harrold se había retrasado muchísimo a tal grado que ni siquiera pudo llegar a la boda de mi tío.

Mis zapatillas eran planas no tenian nada de tacón por lo que era fácil correr con ellas.

El palacio era más frío de lo que muchos se pueden llegar a imaginar, hay tramos con muy poca luz.

Lúgubre incluso...

Mis aventuras nocturnas nunca incluían a Sir Jorah, pero según mis padres y la sociedad un pasillo oscuro es desventajoso para una mujer.

Sir Jorah corría detrás de mi, haciendo sonar su armadura ruidosamente.

Finalmente me tope con las grandes puertas del comedor principal.

Los nervios me carcomian y... oh no..

El horrible olor se hizo presente, mis axilas mis olorosas axilas se hacían presentes cuando algo me ponía nerviosa, odia eso.

- Princesa- Se reverenciaron los guardias de la puerta y comenzaron a abrirla.

Mis brazos se dirigieron a mi vestido jugando con el nerviosamente.

Las puertas se abrieron de par en par y enseguida pude ver a todos.

La música se detuvo, los cubiertos se detuvieron, todo movimiento alguno en la sala se detuvo.

- Que momento tan incomodo- Susurré para mis adentros.

Entre y visualice la mesa.

Justo aun lado de Aemond.

Ayyyy por favor.

Me encantaría que su creatividad fuera mayor y no tan evidentemente obvia como aquel intento de emparejarnos.

Me pare en frente de la mesa justo viendo a mi abuelo.

- Lamento la tardanza- Incline levante la cabeza y me dirigí a mi asiento.

La música comenzó a sonar de nuevo, todo comenzó a fluir nuevamente.

Un criado tiro levemente de la silla y me senté.

Aemond permanecía como una roca, ninguna expresión, parecía que realmente era inútilmente indescifrable tratar de ver alguna expresión en su rostro.

Tiene cara de fuchi.

- Llegas tarde Moka- Lucerys resaltó lo obvio.

Le hice una mueca y volví a mi plato.

- ¿Cuando llegarán los nuevos capas doradas y el armamento que llevaran consigo?- Mi padre comenzó a hablar de cosas trilladas.

Comencé a comer la crema de calabaza lentamente.

Esa sensación de nerviosismo extraña había aparecido, no quería voltear a ver a Aemond, el no me intimidada pero tiene cara que en cualquier momento me va a soltar una patada.

Nothing to lose [Aemond Targaryen] Where stories live. Discover now