-Recuerdos

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Aemma Targaryen


Me dirigía a la habitación de mi abuelo el rey Viserys, era por la mañana y me había acabado de levantar.

La razón de mi visita era para agradecerle por el compromiso que el mismo había propuesto y autorizado.

Por lo que me pareció un gesto lindo ir a visitarlo, y llevar conmigo tarta de fresas y de moras.

Sin más llegué hasta la puerta, Sir Jorah estaba detrás de mi, y supongo que como usualmente ocurría esperaría afuera.

Me acerque aun más y los guardias que estaban en la puerta se inclinaron inclinaron forma de reverencia.

-Princesa- Dijeron ambos, aun con la cabeza gacha.

-Buenos días- Saludé, no quería sonar grosera- Vengo a ver a mi abuelo- Dije.

Ellos se miraron entre sí y sin más me abrieron las puertas.

Jorah se posiciono en la puerta para irme con el tan pronto acabase la visita.

Cuando entre pude contemplar la magnificencia de sus aposentos, eran tan hermosos.

No eran tan grandes, o bueno quizás si lo eran pero debido a la enorme maqueta de Valyria que acaparaba todo el espacio, los hacían lucir más pequeños de lo que que realidad eran.

Entre y pude visualizar a mi abuelo sentado en su silla, claramente esculpiendo otra pieza a su proyecto.

Entre sigilosamente para que no se percatara de mi presencia.

En mis manos aún sostenía la canasta con las delicias.

-Dije muy claramente que no quería a nadi...- Dijo mi abuelo.

Pero al girarse y verme a mi al parecer ya no le importo su decreto anterior.

-Pues ya entré- Dije con una sonrisa pícara en el rostro.

Sin más tome asiento a un lado de el.

-¿Que estas haciendo abuelo?- Dije tomando entre mis manos la escultura recién echa por el mismo.

-Es un dragón, amor- Dijo tomándome para después cargarme en sus piernas.

-Bien, el dragón es bonito, me gustaría hacer muchos contigo, hagamos una aldea de dragones- Dije alzando mis manos.

El comenzó a reír.

-Si, cariño pues Valyria era prácticamente una aldea de dragones, pero doblemente majestuosa, era grande, imponente, nunca habrán dos como Valyria- Dijo acariciando una de mis mejillas.

Me removia en el regazo de mi abuelo, hasta que recordé las tartas que llevaba en el bolsillo.

-Si, yo mataría por lo menos haber visitado a Valyria un solo día- Dije ilusionada.

Sin más saqué la canasta y saque los postres.

Le sonreí pícara a mi abuelo.

-Oye niña, siempre piensas en todo- Dijo mi abuelo observando las tartas.

-Si, de hecho la de moras es tuya, se que las fresas te causan algo de alergia- Dije riendo.

Ambos nos miramos y comenzamos a comer pequeños trozos del postre.

-Abuelo- Dije a duras penas por la comida sin tragar en mi boca.

No quería terminar nuestra visita tan rápido sin embargo me uede de ver con mi ahora prometido después de esto.

Nothing to lose [Aemond Targaryen] Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz