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No se a donde vamos.

Ya habíamos cruzado el puente Támesis y aun Shawn no tenia indicios de estacionar el auto.

No me atrevía a mirarlo, porque si lo hacia probablemente me dieran ganas de besarlo y agradecerle el hermoso ramo de flores que me regalo. Pero no, por lo menos tenía que hacerme el "enojado" hasta que ver a que lugar iba a llevarme.

Nunca había venido a este lado de la ciudad, este era el lado de industrial de Londres, casi llegando a Oxford.

Mire por la ventana los edificios gigantes que estaban a un lado de la carretera.

Sonreí porque con Shawn siempre conocía nuevas cosas y lugares.

Minutos después sentí como se detuvo y lo mire asombrado cuando salió del auto, abrió mi puerta.

— ¿Quieres que te cargue o ya puedes caminar? — pregunto sonriendo de lado.

Lo mire mal y baje del auto.

— Eres un idiota — le dije y aparte mi mirada de él.

Solté un jadeo sorprendido al ver el edificio que tenía al frente.

Cuando venía en el auto, los pude ver. No era uno, eran como tres y todos tenían el mismo diseño.

Shawn agarro mi mano entrelazandolas con firmeza y nos dirigimos hacia el más alto de ellos.

Una gran 'M' en el costado color dorada resaltaba.

Oh por todos los cielos.

— Buenas tardes Joven Mendes — saludo uno de los porteros.

— Buenas tardes — respondió entregándole las llaves de su camioneta.

De inmediato el hombre le entregó las llaves a otro chico vestido de blanco y este se dirigió al auto.

Shawn caminaba con elegancia y decisión mientras sostenía mi mano.

La recepcionista y cualquier que lo viera, se levantaban y lo saludaban.

— Buenas tardes Joven Mendes.

— Joven Mendes, bienvenido.

— Joven Mendes, que grato tenerlo por aquí.

— Joven Mendes.

Esos eran cosas que las personas decían mientras caminábamos, ninguno se atrevió a mirarme de mala manera pese a que tenía ropa deportiva y ellos estaban tan elegantes.

Pero luego miraba a mi novio y se me pasaba porque tenía unos pants deportivos con una sudadera.

Nos dirigimos al ascensor y al entrar Shawn presiono el piso 60.

¡EL EDIFICIO TENIA SESENTA PISOS!.

Y en todo momento, aunque entraron distintas personas al ascensor saludandolo, no soltó mi mano.

Siempre me mantuvo a su lado y no dejo que me escondiera detrás de su espalda, las personas que me miraban con curiosidad o me barrian con los ojos, él los miraba de forma seria haciéndolas temer.

Cuando por fin llegamos, me hizo salir del ascensor.

Vi con asombro todo el lugar, el apellido Mendes estaba en grande en la pared.

Como era de esperarse varias personas por no decir todas, lo saludaron, vi como habían personas trabajando en oficinas con paredes transparentes y había una de esas salas de juntas con una mesa larga, llena por personas que parecían discutir algo mientras miraban una gran pantalla.

¿Invisible?Where stories live. Discover now