Capítulo 7

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Nicasio sonreía sentado en el escritorio de su habitación, estaba a punto de terminar "Bajo la misma estrella", o mejor dicho, "The fault in our star" porque lo leía en inglés, se sentía realizado cada vez que terminaba un libro, pero en especial por terminar este.
Bajó la velocidad de su lectura mental para disfrutar cada palabra de ese delicioso final. Y lo que más lo enorgullecía era ser, de seguro, de los primeros jóvenes latinos en terminarlo y no por moda, ya que estaba leyendo el libro de John Green en inglés, la versión traducida al español por Noemí Sobregués Arias no sería publicada hasta el 14 de noviembre de ese año (2013), y Nicasio no era paciente con estas cosas, se descargó el PDF y con ayuda de un cursito de inglés online pudo completar sus 313 páginas.
"¡Qué buen libro! Ojalá no lo caguen con una película" —pensó Nicasio recostándose satisfecho en su cama.
Una vez acostado cerró sus ojos por un momento, y se imaginó a Hazel Grace con los cañitos de oxígeno colgándole de la nariz, esbozó una sonrisa, abrió sus ojos y miró a un costado, el viejo cuaderno amarillo que una vez había usado de diario personal cuando niño, al parecer había caído del estante sin que él se dé cuenta, se levantó a recogerlo y no pudo contener la curiosidad de abrirlo y leerlo. Abrió unas páginas al azar, las leía de pasada hasta que la vista se le quedó pegada en un párrafo en particular:

"Hoy la misa estuvo aburrida, me dormí un rato y papá me llevó al auto, papá es muy fuerte, cuando sea grande voy a ser como él..."

Una lágrima deslizó por sus mejillas y cayó al filo de su rostro, se mordió los labios para contener el llanto, cerró sus ojos y dando media vuelta se vio en el reflejo del cristal de la ventana, ya nada era igual, no era un niño, 16 años... Ese punto en el que eres demasiado grande para actuar como un niño, pero muy chico para manejarte como un adulto, ese punto en el que vagas perdido por la vida sin saber cómo actuar, si eres inmaduro a los 16 te dirán que madures, si eres maduro a los 16 te dirán que dejes un momento eso y "disfrutes tu juventud".
Se le erizó la piel al darse cuenta que nada era como antes, aquel niño despreocupado, sin responsabilidades, aquel niño que si se aburría en un lugar publico solo debía acurrucarse en el regazo de su padre y dormir sin vergüenza, al que todo le parecía gigante y espectacular, aquel niño que pensaba que su padre era lo máximo, el más fuerte, el más inteligente, el más grande, aquel niño que quería ser grande y fuerte como su padre...
Soltó un silencioso llanto al sentir la desilusión infantil de que tu padre no es tan grande como creías, cuando descubres que hay gente más grande, más fuerte que tu padre; por unos minutos contuvo el llanto mientras caían las lágrimas en cascada bajo sus apretadas pestañas, se enjugó las lágrimas en la sábana de su cama.
"¿Por qué tuve que crecer? ¿Por qué no soy como quería? ¿Por qué soy tan débil? ¿Por qué no tengo amigos? ¿Por qué... papá tuvo que morir?" —los lamentos recorrían su mente, no era la primera vez que lloraba, solía llorar cada noche desde que cumplió 14, miraba su débil figura, sus finos brazos y se deprimía. Cada vez que lo ignoraban en el colegio y la falsa sonrisa en su rostro, fingir entusiasmo, estar con todos y a la vez con nadie, solo estar ahí físicamente, pero con un velo de invisibilidad permanente que cubría su presencia ante los demás, sentía que podía desaparecer de la vida de todos sin que nadie notara su ausencia, tal vez su padre lo estaría esperando en algún lugar, tal vez allí podía ser más feliz. El llanto se hacía más y más amargo, hasta que llegó el momento en que la dignidad dice "basta, no lograrás nada llorando", se levantó y se dirigió al baño a lavarse la cara y respirar un poco. Fue abajo a la mesa, su tía había preparado ya la cena, sus primos lo recibieron con un par de burlas sobre sus anteojos gruesos, la tía los calmó, sirvió la sopa y se pusieron a comer.

Amor fanático (Inédito)Where stories live. Discover now