Capítulo 10

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1

-Ya me voy a ir ¿crees que Walter quiera despedirse de mi?

-Creo que lo mejor es que pidas una despedida cuando pases más tiempo con él...

-Carlos... Me duele tanto...

-Carmín, a mi igual, pero más te va a doler pedir una despedida y ser rechazada... Walter es muy cruel, mejor andate así nomas; el niño ya va a crecer y va a entender por qué nos tuviste que dejar.

Triste fue la despedida de Carmín, que cargando sus maletas en el taxi, fue abandonando lentamente la ciudad para volver a su trabajo.

Carlos volvió a la casa cabizbajo y pensó por varios minutos en la situación ¿Habrá alguna manera de lograr que Walter comprenda la situación por la que pasaron tiempo atrás y perdone a su madre?
Aunque para perdonar un abandono es muy difícil encontrar razones buenas que alegar. Y más difícil aun lograr que la víctima acepte dichas razones.

La vida fue muy dura para los padres de Walter en el pasado, pero pudieron progresar y el orgullo más grande de Carlos no fue el consultorio que abrió en el centro, ni tampoco la gran casa que con esfuerzo consiguió... Su mayor orgullo fue que jamás le faltó nada a su amado hijo.

2

Cuando Walter nació, sus padres apenas habían empezado a independizarse, Carlos con 26 años y cursando el último año de la especialidad en Pediatría, cada vez tenía menos tiempo para sus estudios, así que tuvo que renunciar a su trabajo de carpintero en un taller local para seguir estudiando.

Carmín había estudiado fotografía y apenas con 24 años de edad llevaba ya 2 años de experiencia en ese ámbito; trabajaba en un estudio fotográfico local, pero el trabajo era escaso en la ciudad, y cada vez habían más necesidades en la casa, en especial con la llegada del nuevo integrante de la familia.

Cuando Walter cumplió un año la situación financiera de la familia Suizé estaba por el suelo, vivieron de préstamos los últimos dos meses y ya la situación era insostenible. Justo cuando más necesitaban, Carmín recibió una lucrativa propuesta de trabajo, ir a trabajar de fotógrafa para una revista en Buenos Aires, la cual aceptó sin dudar un segundo, hizo las maletas y viajó en busca del progreso.
La paga era jugosa, enviaba el dinero a Carlos para que pueda mantenerse junto con Walter, pagar las deudas y vivir tranquilos.
Tan solo unas dos semanas después del viaje de Carmín, Carlos consiguió trabajo como médico pediátrico en el centro de salud de la ciudad, con un salario justo y una posición socialmente respetada, pudo ver al fin los resultados de sus años de estudio.

Mientras Carlos trabajaba las 8 horas correspondientes, Walter quedaba a cuidado de una vecina, una señora avanzada en años, ya viuda, con sus hijos viviendo lejos ya independientes, la bondadosa señora Ede.

Ella era muy atenta y cariñosa con Walter, lo cuidó hasta los 7 años, edad a la que la vieja Ede no resistió más, y con 82 años, murió de forma natural. A esa edad Walter sintió cómo la única figura maternal que había tenido en su vida se esfumaba.

Carlos, luego de 6 años trabajando con empeño en el centro de salud pudo al fin lograr su sueño, abrir su propio consultorio pediátrico, allí ya podría manejar el horario a su conveniencia, ganar más, y trabajar más cómodamente.
Y mejor aun, dedicar más tiempo a su hijo.

Y pues aún con el progreso evidente, Carmín no volvió.

3

Volviendo al presente, Walter se encontraba en su habitación, contando en voz baja...

-460... 470... 480... 490... 500... Y uno de 20... 520.000 guaraníes...

Y continuó pensando: "Con el 100 que saqué del bolso de mi madre ya recuperé ya lo que gasté en las entradas, y la verdad que no me siento tan mal, ella tiene tanta plata que seguro un 100 más o menos no le va a afectar... Seguro ni se da cuenta, le podía haber quitado más plata".

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