Capítulo 15

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1

Comenzó el descanso del entretiempo, las gradas se iban vaciando paulatinamente con la gente que salía al exterior a comprar unos bocaditos o meriendas, abundaban vendedores de chipas, panchos, asadito y empanadas, que recorrían los corredores de las gradas ofreciendo sus alimentos.

-Luz, jaha afuera a comer algo -ofreció Walter-, yo pago.
(tr: jaha "vamos")

-¿Estás loco vos? Si nos vamos ko vamos a perder nuestros lugares -respondió Luz.

-¿Y no tenes pió hambre?

-Nadita, espera na que termine el partido. Encima ko su chipa y eso está cinco mil cada uno, su gaseosita Nikito está tres mil, te van a estafar. Espera que termine el partido te digo.

Walter simplemente guardó silencio, y accedió a esperar a que acabe el partido para satisfacer su apetito. Mientras disfrutaba del momentáneo y relativo silencio, sus oídos descansaban en un paraíso sónico, y acampaba indefenso en medio de las graderías, rodeado por decenas de miles de extraños, con el constante miedo de que se desate una batalla campal y alguien sea linchado por la bola de salvajes marginales que componían aquellas barras.

Luz por su parte estaba encantada, fascinada, en medio de la barra llamaba la atención de todos por su singular belleza, por su encanto, y por su energía, de hecho no faltaban los piropos hacia su persona, lo cual ponía muy celoso a Walter, y a la vez temeroso.

Y Walter pensaba y pensaba... "Luz, dejá de saludar a los desconocidos, pueden estar drogados y ser violentos ¿Y si quieren tanto a Luz y piensan que soy su novio y me agarran entre todos y me linchan para quedarse con Luz? ¿Y si luego la violan? ¿Y si me muero? ¿Y si este estadio viejo no aguanta toda esta gente saltando y se desploma? ¿Y SI OLIMPIA METE UN GOL Y NO FESTEJO Y DESCUBREN QUE NO SOY OLIMPISTA Y ME MATAN?"

2

Los equipos ya estaban en cancha, alineados, dispuestos a comenzar el segundo tiempo. Las gradas ya estaban repletas de nuevo, alentando a voz en cuello con cánticos y arengas, las banderas que habían bajado en el descanso estaban ondeando bien alto de nuevo. Walter de nuevo estaba apretado entre la multitud que saltaba y gritaba, era el único amargado parado que no saltaba aferrado a su mochila celosamente. Y comenzó el típico cántico que hasta Luz se lo sabía de memoria, ni había que ser fanático para sabérselo, el mítico:

"Borombomboon... Borombomboooon... El que no saltaa, es del..."

Inmediatamente Walter se unió a la barra, por su bienestar. Aún sin tener mucha idea de qué hacer comenzó a saltar tímidamente y tararear algunos cánticos, ya que no tenía idea de las letras, impulsado totalmente por el miedo.

Amor fanático (Inédito)Where stories live. Discover now