¿Cuántas veces amamos a otras cosas más que a Dios?
Amo algo, cuido algo. Pero no cuido lo más importante que es mi salvación, mi comunión, mi intimidad con el espíritu Santo.
¿A quién estamos amando realmente? A lo que perece, a lo que se termina, a lo que pasa? ¿O al eterno, al que nos salvó, al que derramó hasta la última gota de su sangre por amor a tí, al que te eligió?
Saben? Hoy escuché algo muy real. Jesús dijo que no se pueden servir a dos señores siempre amarás más a uno que al otro, pero no puedes amar a los dos a la vez.
Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
S. Mateo 6:24
Hay muchas personas que ponen su confianza en las cosas pasajeras, por ejemplo las riquezas y como resultado siempre están disconformes, huecos, vacios por dentro, amando a algo que no lo/la eligió, algo que en ningún momento iso nada por esa persona.
Nota también que en ningún momento Jesús menciona a las riquezas cómo una cosa o un objeto. Sino como a un dios y que también le podemos servir.
Si estás leyendo esto, te desafío y me desafío todos los días a amar y a trabajar para lo que a vida eterna permanece.
Pero sabes qué? Dios sí te elige todos los días, él lo dió todo por tí.... ¿Porque muchas veces eligimos a algo o alguien que en ningún momento nos elige? ¿Que nunca daría ni dará nada por nosotros?
Debemos entender que Jesús nos anhela y desea todo los días, aunque nosotros vivimos enajenados a esta realidad. Que realmente en este tiempo podamos elegirlo también a él todos los días, que no importa lo que pase, seamos unos apasionados por Jesús.
Nuestro corazón debe arder por él. Es el momento.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
