x. A Very Malfoy Christmas (1/2)

157 24 30
                                    

act one. chapter ten
A VERY MALFOY CHRISTMAS (1/2)

Maia recordaba pocas cosas de Blair Black, pero una de ellas era que su madre amaba la Navidad.

Recordaba tener cinco años y estar sentada con ella en la mesa de la cocina, o tal vez la del comedor, haciendo una casita de jengibre.

"¡Mira mamá! ¡Hice una estrella!" exclamó la pequeña Maia, mostrando la pobre excusa de estrella que había dibujado en la masa de jengibre.

Blair sonrió con ternura. "Que bonita, Emma."

Porque así era su nombre en ese entonces: Emma.

"¿Pero sabes cuál es la estrella más bonita?" preguntó su madre.

La niña negó graciosamente con la cabeza, ganándose la risa de su Blair.

"Tú, Emma Maia Black, eres la estrella más bonita de todo el cielo."

La Mansión Malfoy estaba tan fría como de costumbre cuando Maia y Draco llegaron. Un elfo doméstico los había ido a buscar a la estación, ya que Narcissa se encontraba haciendo compras navideñas y Lucius estaba en el ministerio.

Maia se dejó caer en su cama. Su cuarto era muy grande, del tamaño de dos de los dormitorios de la Sala Común de Slytherin, y era solo para ella. No había decoración alguna en las paredes, solo un empapelado color azul claro, que podría pasar perfectamente por blanco. Había una enorme cama mullida y a su lado un ventanal, que daba a un balcón que te permitía ver la vista de los jardines. Frente a la cama había una cómoda y sobre ella todas las joyas que Maia poseía. Una puerta daba a un baño de azulejos blancos, con una bañera y un jacuzzi.

Lo único que denotaba que Maia habitaba esa habitación impersonal era la mesa de luz del lado izquierdo de la cama, que era el lado que Maia usaba. En ella, junto a la lámpara, había un pequeño marco con una foto.

Se trataba de un retrato de Maia, Draco y Stefan a los diez años, un año antes de entrar a Hogwarts.

Como todas las fotos mágicas, ésta se movía. La única que posaba para la foto era Maia, sentada en una butaca. Se suponía que sus primos debían posar también, detrás de ella con las manos en el respaldo, pero la imagen mostraba como Stefan hacía una mueca y Draco rodaba los ojos ante la acción, dándole un codazo a su primo. Pronto, ambos estallaban en risas, siendo acompañados por una sonrisa de Maia.

Todavía no habían entrado a Hogwarts, todavía no habían quedado en casas diferentes.

En esa foto, eran solo niños.

O lo más niños que se les había permitido ser nunca.

Maia observó la foto con detenimiento, sintiendo que le pesaba el corazón. No le había contado nada a Draco de su intercambio son Stefan. No porque le pareciera algo para ocultar, sino porque se largaría a llorar al comenzar a hablar.

Suspiró. Sin poder quitar de su mente todas las cosas de las que se había enterado la noche anterior. La primera y principal: Sirius Black estaba detrás de Harry Potter. Pero Maia se había dado cuenta de que Potter ya era conocedor de esa información: que Sirius Black iba detrás de él. No era una sorpresa para él.

La sorpresa para Potter había sido descubrir que Sirius Black era también el mejor amigo de su padre. Eso era lo que le estaba reclamando a Stefan. Maia reflexionó cuál era la razón por la que Potter estaba tan exaltado. Lo descubrió pronto: la traición. Potter no soportaba la traición y la idea de que le pudiera pasar lo mismo que a su padre, ser traicionado por uno de sus mejores amigos, disparó todas las alarmas posibles. Potter estaba acostumbrado a tener a alguien detrás de el queriéndolo matar, pero no estaba acostumbrado a pensar que podía ser alguien de confianza.

Moonlight  ✺  Harry PotterOnde histórias criam vida. Descubra agora