xiii. Too Sick To Pray

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act two. chapter thirteen.
TOO SICK TO PRAY

"No tengo hambre." le dijo Maia a Draco, mirando el plato lleno con expresión vacía.

El ruido del Gran Comedor a la hora de la cena permitía que la conversación de los primos, en la mitad de la mesa de Slytherin, pasara desapercibida. Maia no creía que ninguno de sus compañeros de Slytherin se estuviera percatando de la situación, todos parecían concentrados en algo que Blaise Zabini mostraba. Maia ni siquiera se molestó en fijarse que era.

"Tampoco comiste en el desayuno."

Maia negó con la cabeza casi imperceptiblemente, sin mirarlo y respondiéndole con voz monótona: "Tampoco tenía hambre."

Draco suspiró exasperado, acercándole el plato a Maia. "Aunque sea un poco." le dijo, tratando de mantener el tono de su voz suave y amable. "Estás muy pálida."

Era verdad, hacía días que Maia se miraba al espejo en la mañana y se asustaba con lo blanco de su cara y lo profundo de sus ojeras. Sabía que tenía que comer más, y sabía que el dolor de sus huesos se debían a que no se estaba alimentando lo suficiente. Pero simplemente no podía pensar en comida. "Tengo el estómago cerrado, Draco"

Maia vio en los ojos de su primo como su paciencia se comenzaba a agotar. Entendía que aquel círculo vicioso era extenuante. Todos los días eran el mismo día: Maia mostrándose agotada y desganada, Draco tratando de estuviera bien y fallando cada vez más. Deseó poder complacerlo, pero simplemente era incapaz de hacer al apetito aparecer en su organismo. No obstante, la reprimenda de Draco nunca llegó, porque Blaise diversificó su atención cuando exclamó: "¡Draco! ¡¿Qué haces que no vienes a ver esto?! Las terminé esta mañana."

Draco se alejó de Maia y se inclinó sobre la mesa para observar la caja que Blaise le extendía, soltando una carcajada. "¡No me lo puedo creer, son geniales!"

Ante el elogio de Draco, Zabini esbozó una sonrisa arrogante y satisfecha, como si hubiera estado buscando las palabras de aprobación del Malfoy. Maia estaba acostumbrada a aquella permanente búsqueda que tenían la mayoría de los slytherin por la atención de Draco. No le despertó ninguna curiosidad el interior de la caja, estaba demasiado distraída por el dolor que le había comenzado en la parte trasera de su cabeza.

"¿Dices que nos castiguen si las usamos?" inquirió Blaise.

"¿Quién, Snape?" bufó Draco despreocupadamente. "Si pudiera se pondría una."

"Es verdad." le dijo Zabini. "No fue tan difícil hacerlas, ¿sabes?"

El cerebro de Maia se alejó de la conversación. No tenía idea de que estaban hablando. El dolor se propagaba desde la parte trasera a los costados de su cabeza. El murmullo del comedor se le hacía cada vez más insoportable. Probablemente debería comer algo. Pero cuando trató de tomar un tenedor entre sus manos, se le resbaló y se chocó contra el plato.

Maia levantó la cabeza para ver si alguien había notado su débil y patético intento de fingir normalidad. Nadie lo había hecho, ni siquiera Draco, que continuaba conversando. Pero entonces, notó la mirada de Ryo, sentado frente a ella. Él tampoco le estaba prestando atención a lo que mostraba Zabini, no mostraba interés ni diversión por lo que ocurría. No le dijo nada a Maia, no le preguntó si estaba bien. El aspecto de la chica seguramente era enfermizo y ausente, quizás se había acostumbrado a verla así, quizás sencillamente no le importaba. Maia se inclinaba más por la segunda opción.

Hicieron contacto visual por unos segundos. Lo más probable era que no hubiera ninguna intención en su mirada y a lo mejor era el hecho de que la visión de Maia comenzaba a girar y cerrarse, produciéndole una sensación de mareo y aturdimiento que distorsionaban un poco su percepción de la realidad, pero sintió a los ojos carbónicos de Ryo más estremecedores que de costumbre.

Moonlight  ✺  Harry PotterWhere stories live. Discover now