vi. Autocontrol

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act one. chapter six.
AUTOCONTROL

La primera vez que Maia se atrevió a preguntar sobre su padre tenía ocho años. Los Malfoy, Stefan y ella estaban todos sentados alrededor de la mesa, comiendo la cena.

Esa mañana, Narcissa y Stefan habían ido a Azkaban a visitar a Bellatrix. Stefan hacía visitas mensuales a su madre. Pero sus tíos no habían sugerido nunca que Maia fuera también. La niña de ocho años sabía que su padre también se encontraba allí. Entonces, decidió que era el momento de armarse de valor y preguntar.

"¿Cuándo iré yo?" preguntó, mientras Dobby servía agua en su copa.

Lucius y Narcissa se miraron por encima de la mesa. Su tío se sentaba en la cabecera, su tía en el otro extremo. Stefan se sentaba en el lado izquierdo a Lucius, Maia entre él y Narcissa. Draco frente a ellos, a la derecha de su padre. Los lugares eran fijos.

Narcissa carraspeó. "¿Ir a dónde, Maia?"

"A... a Azkaban." dijo la niña.

"¿Por qué querrías ir a Azkaban? Es horri..."

"Stefan." Narcissa lo miró con severidad. "¿Por qué quieres ir a Azkaban, Maia? ¿Quieres ver a la tía Bella?"

Maia apretó sus manos debajo de la mesa, nerviosa. Miró a Draco. El niño le dio una mirada de confusión.

"Eh... en realidad..." respiró agitadamente. "Yo quería..."

"Frases completas, Maia, ya hemos hablado de esto."

"Lo siento." se disculpó rápidamente la niña de ocho años, a la que le costaba que le salieran las palabras cuando estaba nerviosa. "Quería saber si algún día iré a visitar a mi padre." soltó.

Los segundos de silencio que siguieron a aquello fueron los más tortuosos de la corta vida de Maia. Draco la miraba con los ojos como platos, Stefan emitió una tos, a causa de haberse atragantado con un pedazo de papa. Narcissa miró a Lucius, y Lucius miró a Maia.

La miró fijamente, durante unos largos segundos. Lucius tenía esa manera especial de mirarla, esa manera que la hacía sentir minúscula, débil. A Maia se le formó un nudo en la garganta. Se arrepintió de inmediato de lo que dijo. "Perdón. En realidad no..."

"Está bien. ¿Es lo que de verdad quieres?"

Maia asintió con la cabeza.

"Usa tus palabras, Maia."

"Sí, señor."

"Bueno. Te voy a explicar lo que sucede."

"Draco, Stefan: suban a sus habitaciones." dijo Narcissa.

Los dos chicos hicieron un ademán de levantarse, pero Lucius los cortó. "No Narcissa, que se queden. Es importante que ellos también sepan."

Si a Narcissa le pareció mal, no lo demostró. Todos en esa casa obedecían a Lucius sin cuestionar. Apretó los labios y siguió cortando su comida. Draco clavó también su vista en el plato. Stefan, por otro lado, observaba con gran interés.

"Maia..." hablo Lucius sin alzar la voz en lo absoluto, aunque era lo único que se oía en el comedor. Había un silencio sepulcral. "¿Sabes lo difícil que es conseguir hacer una visita en Azkaban?"

"Pensé que usted conocía a..."

"No me vuelvas a interrumpir." la cortó su tío. Maia se encogió en su asiento, cada vez más arrepentida de haber planteado la duda en primer lugar. Lucius continuó hablando. "El director de Azkaban: el señor Hiekami, es un gran amigo mío. Algunas veces han visto a su hijo Ryo, es un excelente chico." Draco levantó la vista del plato, con reconocimiento. "Pero de todos modos, las visitas en Azkaban están prohibidas. El señor Hiekami nos hace un gran favor permitiéndonos ir a ver a la tía Bella. ¿Entiendes?"

Moonlight  ✺  Harry PotterOù les histoires vivent. Découvrez maintenant