Aviones de Papel

6. Tarado ladrón de maletas

El inicio de las clases resultó mejor de lo que esperé. Comparto todas mis clases con Phoebe, quien me esperó muy sonriente a la salida de la residencia para caminar juntas. Me presentó a Bailey, una tailandesa que también estudia psicología. Por lo menos no soy la única del grupo que su lengua natal no es el inglés.
Después de acabar la primera jornada del primer día, me llevaron a la cafetería, parecía una jungla y yo pensaba que eso solo se veía en las secundarias; en mi escuela era así pero le atribuía el hecho de que la cafetería para comprar snacks o cosas pequeñas que no representaban un sustituto de almuerzo era pequeña con pocas sillas afuera. Ahí nos encontramos con Robin que venía sola, según Phoebe no tiene muchas amigas. Claro que se saludan, pero prefiere andar sola.

Estando en un nuevo mundo, nueva universidad y una residencia, el pensamiento de dejar a mis padres solos me generaba preocupación. Nunca firmaron en sí el divorcio, por ende están separados y siguen casados. ¿Esa será la verdadera razón para mudarnos? ¿Siguen enamorados? No, estoy equivocada. No tendría sentido ni explicación alguna. Papá me escribe todos los días y suelo llamarlo cuando Robin todavía no regresa al dormitorio debido a su extenso horario de clases. Parece estar feliz y eso me causa náuseas. Detesto ese sentimiento porque quiero verlo así, pero no con una persona que le hizo tanto daño.
Ya sabes lo que dicen: uno siempre regresa al lugar donde fue feliz, a pesar de haber sufrido.
Eso es masoquismo. Las personas lo son. Lo somos.
Dios, ¿y si planean tener otro bebé?
Uy no, que fastidio. Ni loca, dele pa' fuera.

Ya sobrepasan esa edad y mamá sufrió mucho al tenerme. Quizá ese fue el giro que necesitaba nuestro destino.
A este punto, estaré sin uñas al finalizar la primera semana. Mis padres son la mayor preocupación que abarca mis pensamientos.
Y el beso... Dios, ¿por qué lo hice?
Dylan Mayer me trajo hasta la residencia al tiempo que el resto también había llegado. Fue tan incómodo y decidí no hablar más sobre el tema. Nuestra relación se acabó desde el momento en que bajé de la motocicleta.

— ¿Qué estás haciendo?

— ¿Hmm? —me señaló.

Ah. La posición en la que me encuentro. Con las piernas levantadas y apoyadas en la pared y a punto de quedar descabezada en el borde de la cama. Busqué otra posición, un poco más aceptable. Robin acaba de regresar de clases y se le nota en el rostro que no está de humor.

— Así pienso mejor.

— Ya.

Se metió en el baño y cerró de un portón. Por si quedaban dudas...
Tomé mi celular para escribirle un mensaje a Tylee, mi prima que es un punto y aparte en esta situación. El primer contacto que salía era el del desaparecido ladrón de maletas. Estuvo tres días sin escribir, de seguro ya vendió mi ropa.
Ya vio tu ropa interior de niña.
No es como si fueran la gran cosa o si los hubiera comprado en Victoria's Secret. Las bragas son más cómodas si tienen diseños y que cubran el trasero, no que el hilo se meta en la raja. En serio, no entiendo como pueden usarlo. Una vez, por andar de curiosa pregunté a una compañera de la universidad que iba al gimnasio cómo hacía para ponerse ropa interior con un licra pegado y su respuesta fue que no usa la misma.
Justo apareció el Rey de roma de su descanso real para enviarme un mensaje. ¿The Sunrise Mall? Lo busqué en internet, a treinta minutos de aquí aproximadamente en auto.
La rubia salió del baño envuelta en una toalla. Se baña dos veces al día, antes de ir a clases y antes de dormir.

— ¿Ya te vas a dormir?

— No, un idiota me estornudó en el hombro —abrió el armario—. Le puse una mascarilla junto con un zip tie en la parte de atrás. Tardará mucho en quitarlo.

— Wao, no sé cómo hablarte.

Me regaló una sonrisa torcida y volvió al baño para cambiarse. Mordí el interior de mi mejilla, necesito llegar a esa plaza, pero no quiero ir sola. Aún no conozco esta ciudad, me muevo solo del campus a la residencia y viceversa; especialmente después de lo que ocurrió. Pensé en pedirle a Phoebe que me acompañe, pero estar detrás de la recepción le quita bastante tiempo. Tiene un reemplazo cuando está en clases, es un horario estricto.