15. Fiesta de Halloween

145 10 1
                                    

🐼: Allergy - (G)I-DLE

— Aquí tienes.

Le eché un vistazo rápido a la lata de soda de naranja antes de seguir con mi trabajo de investigación. Detesto que aún sigan pidiendo trabajos hechos a mano; no me molesta escribir, me molesta es que sea en hoja blanca y que me quede la letra torcida y chueca. Sin mencionar el hecho de que, sin una base atrás, las palabras van subiendo como escaleras. Es la segunda vez que lo intento y mi escritura sigue yéndose al espacio.

— No pedí nada, gracias.

— La casa invita.

— ¿Te refieres al campus? —se encogió de hombros.

— Por algo se inicia.

Reí. Dejé de escribir para tomar la lata. Me vendría bien algo de azúcar.

— ¿Cómo supiste que era mi favorita?

— ¿De qué hablas? Tú me lo dijiste.

Fruncí el ceño. ¿Lo hice? No lo recuerdo. Bueno, no suelo recordar ni siquiera lo que desayuno, pero de seguro recordaría algo como eso.

Bebí un poco y fue tan refrescante. Estos últimos días han sido muy duros debido a la universidad. Debí estudiar ciencias de la fracasología.

— Gracias, Thomas.

— Sé que es un país libre, pero sabes que existe una biblioteca para hacer eso, ¿no?

— No encontré un espacio.

— ¿Qué hay de los dormitorios?

— Robin está igual que yo —respondí y asintió. Se sentó delante mío y tomó las hojas para echarles un vistazo. Me aseguré que no las arrugara o me pondría a llorar.

— De verdad que no entiendo nada de esto.

— Por algo la gastronomía es lo tuyo.

Obtuve una risa de su parte. Hice una mueca de dolor en la espalda baja. Maldita sea, lo peor de todo es estar al tope con investigaciones y exámenes y, que justo el periodo llegase.

— ¿Todo bien?

— ¿Hm? —arreglé mi jersey y dejé la lata sobre la mesa— Sí, sentí una punzada.

— ¿En el corazón?

— No. Son cólicos.

La expresión en su rostro cambió por completo. ¿Ese tema sigue siendo un tabú? Soy muy abierta con respecto a eso. Cuando tuve mi primer periodo, mis tías y primas me enseñaron todo lo que ahora sé. Tenía nueve años y mamá ya no se encontraba conmigo. No creo que el tema de la menstruación deba considerarse como algo malo, aunque estadísticas en Estados Unidos revelan que más de la mitad de las mujeres aún sienten pena y vergüenza al hablar sobre la menstruación con otra persona.

— Uh, bueno. Será mejor que no me cruce contigo.

— ¿Por qué?

— Ya sabes —ladeó la cabeza. Torcí los labios—. Por los cambios de humor.

— Ah.

Traté de no mostrar expresión alguna de desagrado.

Miró hacia el lado de la cocina e hizo una seña. Se levantó con una leve sonrisa.

—Debo regresar a mi puesto.

— Claro.

Bajé la vista hacia mis hojas para acomodarlas. El dolor no me dejará continuar, será mejor que vuelva y tome un remedio. Las guardé en el cartapacio y abrí mi mochila.

Aviones de PapelWhere stories live. Discover now