13. Cielo estrellado

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🐼: Canción: Bad Boy - Red Velvet

Empaqué poca ropa. Mi maleta está más llena de productos de higiene personal, medicinas para el resfriado común y para controlar la alergia a todo. A veces creo que soy alérgica a vivir. De mitad de viernes hasta mitad de domingo. Será sencillo. Puedo hacerlo.

Phoebe debe cumplir con su labor de administración por lo que no viajará desde el viernes, sino el sábado en la madrugada. A Max se le presentó una reunión importante en el trabajo por lo que tampoco viajará hoy. Y Robin, uno de sus profesores faltó a la clase donde debía explicar el tema para un examen importante, decidió buscar una hora aparte para poder dar la clase por lo que también saldrá el sábado. En conclusión, viajaré sola.

Genial.

Digo, podría ser peor. Pude haber traicionado mi fe y perder toda la dignidad al preguntarle a Dylan y estar viajando únicamente con él. Mamá de seguro haría preguntas incómodas y papá lo llevaría a un lugar privado para preguntarle sus intenciones conmigo.

Uf, realmente estoy feliz de no haberle preguntado.

Cerré el maletero y restregué mis manos. No llevo la bufanda puesta, sino un gorro que cubre mi cuero cabelludo. Até mi cabello en dos coletas para que no estuviera molestando con la brisa y opté por alisarlo para molestar a mamá.

Le pedí al conductor unos diez minutos más para poder comprar algo en la máquina expendedora dentro de la residencia. Hay una a pocos metros del puesto de Phoebe y es mejor porque las botanas suelen ser más económicos que en la cafetería. Al llegar, compré diversos tipos y marcas para el largo viaje. Especialmente papas fritas, chocolates o gomitas. Adoro las gomitas. Apresuré el paso porque el conductor es capaz de dejarme e irse. Debí traer mi mochila, porque andar corriendo con varias bolsitas es muy incómodo. O se me cae una o me tropiezo yo. Y eso fue lo que sucedió. Choqué con alguien justo a unos metros de doblar para llegar a la entrada.

— Uy, perdona.

Me disculpé sin siquiera ver el rostro. Recogí los paquetes y me levanté obteniendo la vista completa de esa persona.

Mierda.

¿Qué hace aquí? Se supone que es privado. Le echó un vistazo a los paquetes que sostenía en mis manos a la altura del pecho. Soltó una risita de burla y terminó en mis ojos.

— Como siempre, vas corriendo distraída y llena de comida.

— ¿No todos estamos llenos de comida por dentro?

— ¿Te burlas de mí?

— No, estoy recitando hechos.

Pasó un mechón de su cabello castaño por detrás de su oreja. Pensé que se sacaría un ojo por lo largo de sus uñas. Me examinó de arriba a abajo. Di pequeñas pisadas con el pie, si va a limitarse únicamente a mirarme, la rodearé y me iré.

— Me voy.

— No hemos terminado —sujetó mi brazo—. No sabía que estudiabas aquí.

— Ya.

— Ah, cierto —soltó el agarre y se cruzó de brazos—. El mismo día que me apuñalaste por la espalda.

— ¿Disculpa? Perdón, pero así no es como lo recuerdo yo.

— ¿Me llamas mentirosa?

Puse los ojos en blanco y bufé. En serio tengo que irme o el conductor terminará yéndose sin mí y aventando mis pertenencias.

— No tengo tiempo para esto.

— Entonces seré rápida —asentí cambiando el peso de mi cuerpo de la pierna derecha, a la izquierda—. Si piensas que Dylan alguna vez sentirá amor por ti, estás muy equivocada.

Aviones de PapelTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang