16. El partido

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🐼: Social Path - Stray Kids feat. LiSa


Papá me mandó un mensaje más largo que un capítulo de un libro de Agatha Christie. Es sobre la historia de un chico que donó su corazón a su novia, o lo que sea. Al principio siempre escriben que se basa en hechos reales para que al final aparezca una especie de maldición si no compartes el mensaje con doce amigos.

Le respondí de vuelta dejando en claro que todo era falso, si bien la historia es conmovedora, un fantasma no aparecerá en mi habitación en la madrugada para llevarme con él. Es más, hasta preferiría que, en caso de que llegase a encontrar a alguien en casa, fuera un fantasma y no una persona viva. Especialmente si es un niño, eso es indicio de algo realmente malo; ellos siempre serán el presagio de una tragedia. Ese formato comienza a volverse repetitivo en películas de terror que ya ni lo causan.

Da más miedo la maternidad.

Me escribió que se lo enviara a mamá, únicamente para iniciar la conversación. ¿Si hemos hablado después de mi cumpleaños? Algo así. Le pedí perdón ese mismo día, antes de irme a dormir; su respuesta se basó en hacerme saber que la culpa no fue mía y que entiende mis sentimientos. Sin embargo, no volvimos a discutir el tema quedando en el olvido. Quiero hablar con los dos sobre este arreglo, no podrán evitarlo para siempre. Solo que nunca es el momento adecuado, eso es lo dice papá. Ya tengo veintiuno, estoy grandecita.

Tú también les ocultas algo muy grave ¿recuerdas?

Me conformo con el mensaje. Apenas le llegó, guardé el celular en la mochila. Después de clases, acompañé a Bailey a la plaza cerca del campus. Debemos comprar ciertos materiales para una feria de conocimientos sobre la licenciatura. No seremos la única facultad, sino varias más. Prácticamente, es exponer un tema de investigación que se nos otorgó por los profesores, decorar un stand a nuestra creatividad con mamparas y demás. No tengo idea de cómo haré para estar de pie frente a desconocidos y tener que hablar; el simple hecho me causa náuseas.

Por suerte, logré recuperarme rápidamente de la resaca y Dylan y yo no hemos vuelto a hablar después de aquel día en donde recuerdo perfectamente que le pedí besuquearme.

Y pensó que no lo recordaría...

Un momento, su deseo por haber ganado fue claramente volver a besarnos y tuvo la oportunidad de hacerlo. Es más, ¡yo misma le pedí que pasara!

Esto no tiene sentido.

Corrección: no HAS querido hablar con él.

Lo admito. Lo he estado evitando desde hace una semana... Y media. Sí, por bastante tiempo. Cambio de dirección cuando lo veo caminar hacia mí, me escondo en los baños e ignoro sus mensajes y llamadas. Incluso llegué tarde a la clase inglés para sentarme lo más alejada posible.

Nadie más sabe sobre esa noche, solo Robin. Pero no nuestro casi beso, sino el resto. Le conté absolutamente todo.

Mi mayor secreto.

— ¿Te parece una amarilla y azul? —me preguntó, abriendo cada una y colocándola juntas para ver la combinación.

— Hum, ¿no se parece a la bandera de Ucrania?

Chasqueó la lengua.

— Tienes razón.

Guardé mi celular y busqué otra mampara. Roja no, parecerá otra bandera, la blanca se ve muy pobre. Quizá la verde, pero de un tamaño más pequeño para que la azul sea la que destaque por ende deberá llevar más información.

— Esta.

Juntamos ambas en diferentes posiciones hasta decidirnos por completo. Compramos únicamente eso al no estar completamente seguras de cómo arreglaremos nuestro espacio. Somos siete en el grupo. no podemos hacerlo todo nosotras. Eso se lo dejamos a Olivia y Jennifer, que son las creativas del grupo.

Aviones de PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora