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Warning: Infidelidad, matrimonio organizado, implicación de actos delicados, amenazas nada grave.

Tu matrimonio con Jazier Galrath era meramente político pero no podías evitar tener una gran admiración hacia el Emperador del Norte

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Tu matrimonio con Jazier Galrath era meramente político pero no podías evitar tener una gran admiración hacia el Emperador del Norte. Oías historias de sus hazañas y su valentía y te emocionaba

Jazier tenía 23 años cuándo ambos fueron comprometidos y casados. Por tú lado, no podías estar más feliz ¡Te casarías con un hombre que admirabas muchísimo!

Por el lado de Jazier, no podría estar más molesto, cuándo descubrió que su padre no le heredaría el Norte si no se casaba contigo no pudo odiarte más. El ya tenía el amor de su vida. Ahora por tú culpa ya nunca podría estar con ella, con su preciosa Grizel Sarey.

El día de su boda ni siquiera se dignó a besarte en el altar.

Era el momento de la ceremonia del lecho. Dónde los recién casados consumaban su matrimonio teniendo relación frente a testigos.

—¡Es hora de llevar a la reina! — un hombre en la multitud gritaba lo cuál significaba que debías ser cargada por todos los hombres mientras te desvestían hasta llegar a la cama.

—Eso no pasará — Jazier negó rotundamente lo cuál llevó a un silencio completo —Me rehusó a dejar que mi esposa sea vista por ustedes. La ceremonia del lecho no se llevará a cabo — finalizó mientras era sentada en la mesa principal junto a tú esposo.

Le agradeciste en voz baja, no querías llevar a cabo la ceremonia de lecho, tampoco. Jazier no se dignó a verte y sólo siguió comiendo mientras ojeaba a alguien en la multitud.

Una mujer de cabello negro y ojos verdes esmeralda miraba directamente a tú ahora esposo. Sentiste un nudo en la garganta, habías oído rumores sobre un amorío entré ambos pero trataste de dejarlo en rumores.

En la noche cuándo todos los invitados se habían marchado y las sirvientas se encontraban alistándote para el momento que Jazier llegará.

Pusieron las colonias más exquisitas del país, una bata de noche con una lujosa tela y hicieron todos los arreglos para estar lista para el Rey.

Ella rápidamente salieron mientras Jazier entraba, tus sirvientes te había dado consejos sobre cómo seducir a tú esposo y cómo verte "deseable" para el.

—¿Qué estás haciendo? — preguntó confundido al verte casi desnuda —Es nuestra noche de bodas, debemos hacer nuestro deber — dijiste un poco sonrojada.

—No digas tonterías — tomó su capa y se la quito para ponerla sobre ti y llevarte hacia la cama —No haremos nada — estaba casi cerca de tus labios y aún así sólo podías concentrarte en su cruel rechazo.

Se desvistió antes de acostarse a tú lado manteniendo cierta distancia.

Todas las mañanas durante el desayuno tratabas de hacer platicas con el, lo cuál no era del gusto de Jazier, siempre le pedías caminar junto a ti en los jardines del inmenso castillo; Terroinan, le contabas sobre las historias de tus libros, a veces sugerías una cabalgata a caballo.

Lo qué fuera que pudiera hacer el matrimonio de los dos un poco más soportable, parecía que la única intentando mejorar esté matrimonio eras tú.

Pero eso había sido durante ya 2 años. Ahora tenias 23 y Jazier 25.

Jazier era distante y repudiaba cualquier interacción contigo —Buenos Días, cariño. — lo saludaste llegando a la mesa para desayunar —¡Te he dicho que no me llames así! — un golpe sonó en la mesa sobresaltando a su madre y hermanita de 9 años, ese apodó era el que Grizel había escogido para el y no soportaba escucharlo de tus horribles labios.

—Discúlpame, Querido esposo — bajaste la cabeza un poco avergonzada —Vuelve a decirme así y te cortaré la lengua — dijo fríamente —¡Jazier! — su padre le llamó la atención —¡No trates a tú esposa de esa forma! — su padre lo sentenció.

—Es mi esposa y ahora soy Rey, puedo hacer con ella lo que me venga en gana — dijo, los ojos te picaban tratando de no derramar ni una lágrima.

—Me disculpo, esposo — hiciste una reverencia y saliste del comedor.

Jazier llamó a su consejero Myroyan Hargreen para que lo acompañara. Unas horas después finalmente llegaron a su destino.

Una mansión muy bien alojada, una locación exclusiva y privada con arquitectura hermosa. En ella se encontraba Grizel Sarey. La hermosa mujer hija del Marqués de Sarey.

Cuándo la vio esperándole su expresión se suavizó, ambos corrieron para unirse en un apasionante beso.

Los dos llevaban 4 años viéndose, desde la noche de bodas hasta esté momento. Grizel no tenía ni un sólo problema con ser la otra mujer, sólo quería al Rey y todos los lujos que venían con el.

Cuándo Jazier llegó al cuarto el olor a alcohol invadió tus fosas nasales. Pretendiste dormir y te quedaste quieta.

Jazier se recostó extrañamente cerca y puso sus brazos alrededor de tu cintura —Perdóname, amor — puso su cara en la curva de tu cuello y comenzó a besarte.

—Fui un idiota, perdóname por irme — hablaba —Te amo, siempre te amaré — estabas a punto de girar para verlo pero algo te detuvo.

Mi quería Grizel... — finalizó Jazier antes de caer en un sueño profundo.

Los entendiste todos, el nunca te amaría, nunca serías suficiente para el. No comprendías cómo el podía amarla si ni siquiera sabía el color de sus ojos cuándo tú habías contado todas y cada una de sus pestañas.

De que te servía ser una esposa excepcional si el se conformaría con una amante. No merecías eso, merecías algo mejor.

The Other WomanWhere stories live. Discover now