-13

1.7K 247 16
                                    

Warning: Infidelidad, matrimonio organizado, actos delicados, amenazas grave, machismo, diálogos cuestionables, violencia, muerte, etc.

Warning: Infidelidad, matrimonio organizado, actos delicados, amenazas grave, machismo, diálogos cuestionables, violencia, muerte, etc

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Los gritos de la mujer llenaban el cuarto, la agonía en su voz. Su esposo a su lado tomando su mano.

—Milord — Gydrus fue llevado por el maester fuera del cuarto —Su esposa no soportará, debe elegir su esposa o su hijo — las palabras del maester retumbaban en la cabeza de Gydrus. Elegir entre la mujer con la que había pasado su vida entera o su hijo varón...

—¡Muy bien señoritas, debemos salvar a esta mujer a toda costa! — ordenaba a las ayudantes —Cariño... ¿Qué pasa? — preguntaba Lilyth con un capa de sudor en su frente.

—Todo estará bien, prometo no dejarte morir... — Gydrus apretó la mano de su esposa —Tengo miedo ¿Dónde está nuestra hija? — fue lo último que dijo la mujer. Un último gritó salió de la garganta de su esposa antes de cesar

—Señor... — el Maester llamó su atención el cuál seguía en completo shock —Su esposa... se ha ido. No hubo nada que pudiéramos hacer, eran horas en labor y la pérdida de sangre le pasaron factura a su cuerpo — fue lo único que pudo decir el Maester.

Gydrus observó al cuerpo inerte de su amada. Lloró en la mano de su difunta esposa y tomaba el anillo en el dedo y lo besaba —¡Maester! ¡El bebé no respira! — avisaba una de las ayudantes y todas corrían a auxiliar al bebé pero sus esfuerzos eran en vano.

—Mi hijo... denme a mi hijo — Gydrus no consciente de sus alrededores. Todos se apartaron mientras el hombre tomaba el cadaver de su hijo.

Se sentó a los pies de la cama dónde yacía su esposa y comenzó a mecer su cuerpo cómo si consolará al bebé. Lo había perdido todo en cuestión de horas su esposa, su hija y su hijo. Ahora estaba completamente solo...

Su esposa la cuál había estado toda su vida con el, no lo abandono ningún momento. Lilyth había sido comprometida con alguien más y decidió huir y casarse con Gydrus.

Su hermosa hija, tan buena, fuerte y de espíritu valiente. El deseaba una buena vida para ti, quería que fueras feliz y tuvieras una larga vida pero ahora ni siquiera sabe de tú paradero ni condición. Deseaba estar contigo y cantarte canciones de cuna cómo cuándo eras niña.

Te ibas a casar con el Rey del Sur. El día de su boda era mañana, había cumplido su promesa de casarse contigo en una semana.

—Phebie. — llamaste su atención mientras restregaba tu brazo en la bañera —¿De dónde eres? — preguntaste mientras ella pasaba jabón por todo tú cuerpo.

—Mi nombre es Phebie de la Torre. Soy una bastarda del continente de la Arena, fui vendida al mercado del Continente de la Arena y traída aquí — explicó la mujer mientras echaba agua en tu cabeza.

—El señor Rhaegall me liberó y me convirtió en su sirvienta con paga y un techo dónde vivir — explicó la mujer —Le debo demasiado al Rey. No es tan malo cómo te lo han pintado — aseguró la mujer sonriente.

—Tengo tres hijos los cuales fueron comprados al igual que yo por el Rey Rhaegall, ahora los tres son grandes caballeros en el castillo — dijo mientras terminaba de bañarte.

—¿Cathys podrías ayudarme? — llamó la atención de una joven alrededor de tu edad para que te ayudará con tu cabello mientras ella te alistaba para dormir una buena noche de sueño.

—Es tan suertuda, se casará con el Rey Rhaegall. Cualquier mujer mataría por estar en su lugar — la joven mujer comentó —Cathys, ya cállate — la mujer mayor la detuvo.

La aristocracia del Sur estaba en el gran salón del trono —¡Felicidades! — uno de los invitados te felicitó con una sonrisa.

—Te ves hermosa, Mi Luna — Rhaegall halago tú vestuario —Se ve muy bien, Rey Rhaegall — dijiste y el sonrió —Yo no soy el, puedes llamarme por lo que soy. Tú esposo — aclaró Rhaegall y sonreíste levemente.

Esto era así, habías sido fiel a Jazier lo más que tu poder te concedió. En una sociedad cómo está no tenías ningún poder sobre tus decisiones, eras afortunada al Jazier aceptar compartir su poder contigo; una mujer pero no todos era cómo Jazier. Si este matrimonio era consumado, ahora serías la esposa de Rhaegall y tú lealtad se inclinaría hacia el.

Ambos estaban parados en el altar. Rhaegall tenía razón, sus bodas eran muy diferentes. Un cuchillo de oro cortó tu palma y la de Rhaegall.

—Ahora eres Mi Luna. — Rhaegall usó la sangre en su mano y dibujó una media luna en tú frente. — Serás la luz en mis momentos más oscuros, mi guía en las noches más aterradoras, mi acompañante por el resto de mi vida. Y cuándo ambos nos juntemos, nuestra unión será tan memorable cómo un eclipse. Si eres el cielo entonces dímelo y así me arrodillaré ante cualquier Dios o Diosa para así cuándo muera llegue al éxtasis de tú presencia— decía sus votos mientras posaba un poco de su sangre en tus labios.

—Ahora eres Mi Sol. — comenzaste mientras dibujabas un sol en su frente con la sangre en tu palma —Serás el sol que me de calor en los días más fríos, serás mi fiel acompañante en el desierto de la incertidumbre y las estrellas serán nuestros hijos. Ahora somos uno, te reconoceré en la oscuridad, en otro cuerpo, en otra vida, en otro tiempo porque ahora eres mío y yo soy tuya hasta el fin de los tiempos. Si eres el infierno dímelo ahora y así yo llenaré la tierra de pecado, mi amado — finalizaste tus votos cómo se te había indicado y posaste un poco de tu sangre en sus labios.

—Te amaré de todas estás formas. Hasta que la última estrella del cielo sea quemada por el olvidó — ambos dijeron al unísono mientras entrelazaban sus mano y la sangre de ambos caía sobre una copa de oro y ambos tomaban un sorbo de la copa.

—Puede besar a la novia — finalizó el cura y sus labios se tocaron. El sabor metálico llenó tu boca más de lo que ya estaba pero los labios de Rhaegall era suaves y tiernos y su toque era amable. Tu primer beso.

—Sus majestades, sus copas para brindar — Cathys llevo las copas para ambos —Ahora intercambien copas, cómo demostración de su devoción — exclamó el cura.

La expresión Rhaegall se oscureció después del primer sorbo —¿Rhaegall, puedo ver tu copa? — preguntaste y diste probaste un poco. Rápidamente lo escupiste y tiraste la copa.

—Rhaegall — fue lo único que salió de tu boca antes de que tú ahora esposo colapsará en el suelo —¡El Rey fue envenenado! — gritaste y el pánico estalló en el cuarto.

—¡Phebie! ¡Trae hierbas del corazón! — le ordenaste —¡¿Qué harás?! — Dyannelly te detuvo —¡Mi madre era especialista en medicina, se cómo mantener vivo a tú hijo hasta que descubramos el veneno! — gritaste —¡Atrapen a la maldita mujer que hizo esto! — Dyannelly ordenaba buscar a Cathys.

—No te preocupes, estoy aquí — dijiste mientras mezclabas las hierbas y agua para hacerlo líquido y verterlo sobre su boca.

—No te preocupes, estoy aquí — dijiste mientras mezclabas las hierbas y agua para hacerlo líquido y verterlo sobre su boca

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
The Other WomanWhere stories live. Discover now