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Warning: Infidelidad, matrimonio organizado, actos delicados, amenazas grave, machismo, diálogos cuestionables, violencia, muerte, etc.

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Llegaste al Suroeste pero te quedaste perpleja. La mayoría de las personas estaban zarpando para salir del país y se veía casi en ruinas.

Detuviste a una señora —¿Disculpe, que fue lo qué pasó aquí? — preguntaste genuinamente preocupada —¡¿Que no sabes?! Los reyes del Sur y el Norte han estado en guerra por los últimos 3 meses.

—Ellos pelean por el dominio de Firelands y sus territorios pero se especula que también pelean por el amor de una mujer. También dicen que el Rey del Sur secuestro a la esposa del Rey del Norte y ahora el Rey del Norte quiere a la esposa del Rey del Sur. — dijo la mujer.

—¿Y sabe si han habido perdidas masivas? — preguntaste —Rhyrel ha caído bajó el dominio del Sur y ahora el hijo bastardo del Rey del Norte peligra — mencionó la mujer en casi un susurro mientras jalaba a su hijo para irse en el barco.

—Qué rayos... — dijiste.

Llegaste a Sunsgate; el castillo del Sur y todo era un desastre. —¿Quién es? — preguntó uno de los guardias que se veía muy joven —¡Idiota! Ella es la reina — dijo mientras se disculpaba varías veces.

Le pediste a los guardias que no anunciaran tú llegada y sólo caminaste por el castillo hasta abrir la puerta de la oficina.

Rhaegall se veía mucho más diferente a la última vez que lo viste. Se veía mucho mas delgado, su hermoso cabello platino ahora desordenado, ojeras en su rostro y el cansancio en su cuerpo era evidente.

Se quedo perplejo al verte y sólo te aproximaste a abrazarlo —No debi haberme ido, tenías razón. Esté mundo es tan cruel. Me encantaría irme contigo a un lugar lejano, dónde nadie nos conozca y seamos desconocidos para los demás — dijiste con lágrimas rodando en tus mejillas y lo abrazabas fuertemente.

Los ojos de Rhaegall eran vidriosos y el aire le faltaba, sólo pudo poner su mano detras de tú cabeza para sostenerte más cerca —(T/N)... te extrañé tanto. Perdóname por no haberte protegido — dijo mientras lloraba en silencio.

Esto era lo más vulnerable que Rhaegall había sido contigo. Ambos se necesitaban en ese momento, todo lo malo que ambos pasaron ahora se disipaba con la presencia del otro.

Ambos se unieron en un dulce beso. El esparcía besos por tú rostro y sonreía —No quiero saber dónde estabas, estoy tan feliz de saber que estás bien — dijo sosteniendo tú rostro entre sus mano.

Un fuerte golpe en la puerta los detuvo y Hailex entró abruptamente en el cuarto en pero pronto sus mejillas se calentaron y se cubrió el rostro. —Mis disculpas. No debí irrumpir en el cuarto de esa manera — dijo avergonzado.

—¡Ya sal de aquí! Llegaré pronto — dijo Rhaegall y Hailex salió despavorido —Estoy al tanto de lo que pasa entré el Norte y el Sur. — dijiste —(T/N) perdóname, debi protegerte a ti y a tú familia de Jazier y Grizel — mencionó lo cuál captó tú atención.

—¿A qué te refieres? — preguntaste arreglando el escote de tú vestido —Jazier y Grizel orquestaron la muerte de tus padres. Jazier hizo que Grizel le enviara una carta a tú madre relatando todo el sufrimiento que ambos habían infligido en ti durante 2 años y tú madre no lo soporto entrando en parto — explicaba el rey.

—¿Jazier hizo eso? — estabas perpleja, Jazier te sometió a muchos sufrimientos pero nunca mostró ninguna actitud mezquina contra tus padres. De verdad no lo conocías del todo...

Tú esposo te entregó la carta de Grizel con la firma falsificada de Jazier en esta. Rhaegall te abrazó por detrás mientras rompías la carta en cientos de pedazos.

—Rhaegall... voy a vengarme. Quiero quitarle todo lo que Grizel a llegado a amar. Quiero que mi cuchilla será la que atraviese el corazón de Jazier y el Norte será mío — dijiste con odio llenando tú corazón y repulsión en la voz.

Ambos se presentaron a la mesa de consejo. —Mi esposa será parte de este consejo, el que se atreva a faltarle el respeto a ella tendrá las lenguas de sus familiares servidas en un plató. — dijo Rhaegall y todos asintieron.

Rhaegall se sentó en las sillas del balcón —Es una noche muy hermosa — Rhaegall miraba a la hermosa luna llena mientras entrabas al cuarto —Tú madre dijo que no habías comido bien desde hace meses — posaste un plató de comida frente a el —Estamos en guerra, debes tener cuántas fuerzas puedas — el vio brevemente la comida.

—No tengo hambre — rechazo el plato de comida —Pero debes comer — dijiste mientras acercabas una cucharada de comida a su boca —No soy un bebé — Rhaegall río levemente —Pues estás actuando cómo uno. Ahora come — dijiste y comenzó a comer.

—Tengo algo para ti — le ofreciste una flor y la depositaste en su cabello —Es muy hermosa ¿porqué? — preguntó y limpiaste la esquina de su boca —Porqué me gusta ver las cosas que me gustan juntas — dijiste.

—Rhaegall... lo que tú le hiciste a esas mujeres... tú y yo somos de mundos muy diferentes. Todos lo motivos que te impulsan a la guerra son los que a mi me detienen. Todo lo que ha pasado sólo por tenerme aquí contigo. Temo qué nos adentramos a un agujero que tal vez sea tan profundo que no podamos salir o para salir uno de los dos se quedará — la luna iluminaba a ambos y Rhaegall te vio detenidamente.

—No me arrepiento de lo que hice, (T/N). Ahora somos uno sólo. Ambos saldremos de ese agujero victoriosos y si no lo hacemos entonces asegúrate de llenar ese agujero de flores de todos colores por mí porqué tú mereces ser feliz, mereces una larga vida llena de regocijo y al final de está guerra yo te la daré — prometió sosteniendo tus manos y dándote un abrazó.

 Ambos saldremos de ese agujero victoriosos y si no lo hacemos entonces asegúrate de llenar ese agujero de flores de todos colores por mí porqué tú mereces ser feliz, mereces una larga vida llena de regocijo y al final de está guerra yo te la daré...

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The Other WomanWhere stories live. Discover now