The Other Woman

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Warning: Infidelidad, matrimonio organizado, implicación de actos delicados, amenazas grave, machismo, objetivación, diálogos cuestionables, violencia, etc.

Jazier se adentró en los bosques a pie, corriendo con todas las fuerzas de su cuerpo —¡(T/N)! — el caballo era mucho más rápido que el. El animal ya no fue visto llevándose a su amada esposa.

—¡Jazier! — el gritó de su otra mujer fue interrumpida escuchado —Larga vida al Rey del Sur — susurro el hombre que Jazier había golpeado antes de cortar su garganta con un cuchillo y desangrarse en el suelo.

—¿Estás bien? — preguntó Jazier mientras Grizel asentía y esté se acercaba a besarle la coronilla.

—¡¿Dónde está Myroyan?! Debía estar contigo — exclamó el rey y la mujer temblorosamente señaló a lo lejos. Myroyan yacía en el suelo con una herida en el estómago.

Todos llegaban al castillo. Myroyan fue llevado con los curanderos. —¡Cierren todas las salidas del reino y patrullen todas las salidas! ¡Cualquiera que salga sin permiso debe ser encerrado! — ordenaba Jazier mientras el castillo completo se ponía en movilidad.

—¡Hijo Mío! ¡¿Que ha pasado?! Myroyan llegó con una herida, guardias por todos lados, todas las salidas cerradas y tú estás cómo un loco! ¿Dónde está (T/N)?! — exclamaba Brandon exaltado.

Su hijo se quedó viendo en silencio y fue lo único que ambos padres necesitaron para saber que algo malo había pasado.

—Jazier, hijo ¿Que le pasó a (T/N)? — preguntó Gaitlyn con una gota de esperanza en sus ojos, esperando que aparecieras sana y salva detrás de Jazier.

—(T/N) fue secuestrada... — fue lo único que tuvo que decir para que Gaitlyn diera unos pasas atrás mientras cubría su boca en shock.

Khezolt llegó corriendo —¡Su majestad! ¡Su caballo y su armadura están listos! — reportaba Khezolt mientras se veía agitado —¡Hijo! ¡¿Que harás?! — preguntaba Gaitlyn mientras perseguía a su hijo el cuál salía del cuarto.

—Iremos de cacería — fue su única respuesta. Brandon también fue con ellos mientras se alistaba lo más rápido que podían para ir.

Cientos de antorchas llenaban el bosque. Jazier lideraba juntó a Khezolt y Brandon. Perros de caza un pedazo de tela de uno de tus vestidos. Todos los seguían a todo galope.

—¡Rey Jazier! Hay noticias de la muralla suroeste! — gritó Khezolt —¡Dicen que el caballo fue herido, no llegarán muy lejos! — mencionó Khezolt —Mi Rey, la señorita Grizel sufrió un accidente en el palacio — dijo otro oficial.

Ahora Jazier debía elegir su esposa o la madre de su hijo...

—¡Grizel! Entró apresuradamente al cuarto y un curandero se encontraba al lado de la cama de Grizel —¡Jazier! ¡Estoy tan feliz de que estés aquí! — la mujer abrazo a su pareja —La señorita no sufrió nada grave. Se resbaló en el tercer escalón pero el bebé y ella parecen estar bien — explicó mientras se disculpaba y salía.

—Grizel debo ir con mi padre y Khezolt. Ambos están en la muralla, estarás bien — le aseguro el peli-negro.

Justo antes de salir del cuarto escuchó un quejido —Ese hombre de hace un rato, creó que me hizo daño — dijo poniéndose de pie y revelando su bata de noche llena de sangre.

La joven iba a golpear el piso pero Jazier la atrapó rápidamente —¡Maester! — gritó y el señor entró rápidamente al cuarto —Su majestad usted debe salir — le ordenaron a Jazier el cuál se negó pero el señor insistió.

Esto no coincidía, Grizel había estado bien todo el camino y no había sufrido ningún daño ante Jazier.

—La señorita sufrió una herida en su pierna muy profunda, necesita su compañía, su apoyo. La señorita es muy fuerte, estaba tan preocupada por el secuestro de la reina que lo ocultó para ahorrarle más preocupaciones... — le recomendó el maester.

Jazier entró al cuarto donde yacía Grizel dormida, se recostó a su lado y la abrazo.

Jazier despertó al día siguiente y salió del cuarto silenciosamente —Encontramos el caballo muerto a unos kilómetros fuera del Norte, no había rastro de ninguno — anunció Brandon.

Siete días habían pasado desde el incidente, Jazier no podía decirle a tus padre lo que te había pasado pero finalmente lo hizo.

—Padre, iré personalmente a Rhyrel. Ya es hora de que lo sepan — dijo Jazier mientras salía del palacio.

Un señor de unos cuarenta años salió del hogar a recibir a su cuñado. Siempre le habías contado buenas cosas a tus padres de el y lo querían comprobar.

—Señor... tengo malas noticias que darle — el hombre llamado Gydrus se detuvo en seco mientras la sonrisa se borraba de su rostro.

—Mi esposa ha sido secuestrada, no tenemos ningún paradero ella pero mis mejores hombres ahora trabajan en ello. Debía ser correcto que usted lo supiera. Sería preferible que no notifique a su esposa de esto — dijo pero pronto una tercer voz se escuchó.

—¡No, no, no, no! ¡Mi niña no! ¡Dígame qué traerá a mi hija de nuevo! ¡Era su deber protegerla! ¡Lo menos que puede hacer hora es traérmela de nuevo! — la mujer en sus cuarenta y uno de nombre Lilyth.

—¡Dímelo! ¡¿Te distrajiste unos minutos y mi hija fue llevada?! ¡Tu deber era estar allí para ella!- — la mujer se detuvo abruptamente y llevó su mano bajo su vestido.

—El bebé ya viene... — fue lo único que salió de la boca de la mujer.

Los gritos de la mujer se escuchaban por todo el lugar. —Esté es una parto muy peligroso, señor. Su esposa es una mujer mayor para dar a luz — dijo un maester y el señor se veía completamente horrorizado por el pensamiento de perder a su esposa.

—La madre de (T/N) está dando a luz, no ven muchas oportunidades de supervivencia son muy bajas para ambos — leía Gaitlyn mientras jadeaba en suspenso —Pobre mujer — Grizel se apiadaba de la mujer y llevaba su mano a su vientre.

Rhaegall salió de tú alcoba y entraba a su cuarto. Puso su mano en su nuca y jadeó en cansancio —Tenemos problemas — la voz de Dyannella lo sorprendió —Tú contacto envió información que tal vez te interese — mencionó la mujer.

—La madre de (T/N) está dando a luz, el parto a durado 8 horas hasta esté momento, no hay muchas esperanzas de vida para la mujer — explicaba la mujer mientras sorbía un poco de su té.

—¿Puedo ver la carta? — preguntó Rhaegall y la mujer se la entregaba —¿Se lo dirás? — preguntó Dyannella burlona.

Jazier tomó el pedazo de paper mientras lo ponía sobre las llamas de su chimenea —Si ella descubre eso hará hasta lo imposible para ir con su madre y Jazier la encontrará, no lo permitiremos — explicó a su madre la cuál asintió.

—¡Cualquier tipo de información sobre eso destrúyelo! ¡No permitiremos que (T/N) deje este castillo a menos que sea casada conmigo, embarazada o ambas! — exclamó Rhaegall.