Kakuhidan~Me enamoré de mi hermanastro~

Capítulo 19

Narró yo

Pudieron haber seguido con su conversación, sino fuera porque el padre habia subido por el golpe que había escuchado antes, cuando Kakuzu habia estrellado a Hidan en la pared.

---¿Otra vez peleando?---Preguntó molesto al verlos como si estuvieran a punto de iniciar otra pelea---

---No papá---Fue lo único que dijo el moreno para después soltar al menor---Solo le estaba preguntando a Hidan si sabía donde se encontraba mi madrastra---

El albino solo desvío la mirada, ignorando completamente a ambos hombres.

---Por eso ya no tienes que preocuparte, Kakuzu---Comentó el padre---Ya viene de regreso, solo fue a visitar a una amiga y no se había dado cuenta de la hora---

---*¿A una amiga?*---Pensó confundido, en verdad que nunca iba a entender a las mujeres, ¿de que tanto hablarían para que les dudará todo el día completo?---

Después de unos 15 minutos la mujer regreso a casa, la cena ya estaba servida y todos comieron juntos, lo demás paso como siempre, la mujer y el hombre lavando los platos, kakuzu poniéndolos en la alacena y Hidan encerrado en la habitación sin interesarle lo demás.

Al terminar todos se fueron a dormir, sin que nadie se llegará a imaginar de que la albina tenía un amante y un oscuro secreto muy bien guardado.

Al día siguiente

La mujer volvió a ir a la casa del hombre con el que se había acostado el día anterior, estaban disfrutando un buen baño juntos en la tina, riéndose del mundo a su alrededor.

---¿En serio ese viejo te creyó?---Preguntó el amante riéndose entre dientes sosteniendo una copa---

---Completamente---Respondió la albina acomodándose mejor en el hombro del sujeto---Ni siquiera lo sospechó, en serio es un gran estupido---

---¿Y qué es lo que harás si algún día te descubre?---La miró con curiosidad---

---Sabes perfectamente lo que haré si eso pasa---Respondió con tranquilidad mientras lo besaba con pasión---Yo nunca dejaría testigos que saben de lo que soy en realidad, es la manera más fácil de repetir la misma travesura---

---Los eliminas, esa es tu forma de solucionar tus problemas---Río en fuertes carcajadas por la locura que había en su mujer---Así como hiciste lo mismo con el padre de tu hijo---

La albina al escuchar eso no pudo evitar poner una sonrisa enorme al recordar el bello momento en que acabo con su anterior esposo, este al haberse enterado de que su esposa tenía un amante se vengo de ella con darle toda su herencia a su hijo Hidan y ella no tendría nada, eso la lleno de rabia y acabo con él de la manera más dolorosa y sangrienta que un verdadero asesino y psicopata pudo haber dado víctima.

---Ese imbecil no supo con quien se había metido, fue el mayor error que pudo haber cometido en su miserable vida---Dijo sintiéndose orgullosa de si misma mientras alzaba su copa---Por el dinero---

---Por el dinero---Ambos hicieron un brindis y siguieron con su apasionado día, pero esta vez la mujer se encargaría de no llegar tan tarde, no quería causar sospechas a los demas---

Las horas pasaron y ya se estaba haciendo tarde, todos en el restaurante ya habían cerrado y casi la mayoría se fueron a sus casas, excepto Kakuzu y kisame que ya se encontraban afuera con Orochimaru enseñándole una foto al moreno.

---¿Es él?---Preguntó este mirando la foto---

---Sí, como puedes ver fue la única foto que se tomaron como familia, no encontré más---Respondió la serpiente mientras tecleaba en su computadora---Según por lo que investigué, el hombre millonario fue asesinado hace un año, no hubo rastros de su agresor, el cuerpo fue hallado dentro de una bolsa de basura con signos de tortura, completamente decapitado, fue encontrado por una mujer que iba con sus amigas saliendo de una fiesta---Resumió todo lo que había encontrado y mostró lo demás al castaño desde su dispositivo---

---¿Las cámaras de seguridad no grabaron nada?---Cuestionó mirando toda la información que estaba guardaba en la computadora---

---No había cámaras en donde el cuerpo fue abandonado, eso sería suerte o astucia por parte del agresor---Bromeo la serpiente mientras guardaba la computadora en su pequeña mochila---Me tengo que ir, fue un gusto volver a compartir la información que querían, nos volveremos algún día---Se despidió Orochimaru, no sin antes alzar un poco su mano esperando la recompensa que el tiburon le había prometido, el peliazul solo suspiro pesado y le dio un pequeño  maletín lleno de dinero, cosa que sorprendio mucho al moreno---

---¿Cuánto le diste?---Le pregunto a su amigo con asombro---

---Eso no se pregunta---Respondió con una sonrisa---Como lo dije antes, con tal de que esa mujer desaparezca lo daría todo---

---Gracias kisame---Le devolvió la sonrisa al mayor---

---De nada---Le dio unas cuantas palmadas en el hombro---A propósito, ¿por que siempre tienes puesto un cubrebocas? Nunca antes te he visto sin él---

Eso puso un poco tenso al castaño, ese tipo de preguntas eran las que menos quería escuchar, pero el peliazul tenía razón, siempre lo tenía puesto y nunca se lo quitaba, al principio no puede parecer la gran cosa, pero al estar todo el rato con el puede causar curiosidad. No sabía que respuesta darle, no quería que se burlaran de su cara, no era su culpa de que ahora estuviera cocida de las mejillas.

---¿Por qué la pregunta?---Quería cambiar el tema de la manera más sigilosa que podia hacer y con un poco de suerte lo lograría---

---Nunca te lo quitas y la otra vez que la mujer gritona te había echado su comida en la cara nunca nos dejaste mostrar tu cara a mi, ni a Obito---Explico el tiburon que se encontraba confundido por su actitud---¿Acaso estas ocultando algo de tu cara que no quieres que los demas vean?---

---Yo...---No sabía que decir acerca de todo eso---

Kakuzu estaba cada vez más nervioso, le aterraba tener que mostrar sus cicatrices a alguien que lo había estado ayudando desde que empezó a trabajar en ese restaurante. El tan solo simple hecho de siquiera imaginarlo le recordaba el momento justo en que sintió sus mejillas arder y el líquido rojo que resbalaba de ellas. Le recordó al accidente en el que había muerto su madre, el momento en donde indicaba que su vida ya no sería la misma de antes.