21 - Encontraré al culpable.

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El lunes había llegado. El día anterior, Rui se había dedicado a descansar, al no haber dormido por veinticuatro horas. El rubio no hizo nada más que dormir y comer. Si es que Rui había llegado a una conclusión hace dos días, era que encontraría al culpable en el menor tiempo posible. Sabiendo que su novio probablemente no tomaría buenas decisiones si es que tarda mucho. Por supuesto que no lo culpaba de nada, él estaba mal emocionalmente y la persona que esparció el rumor tiene noción de aquello. No tiene ni la menor idea de por qué alguien hizo eso, pero aún así atraparía al culpable a toda costa. La lluvia había cesado, lo único que quedaban era el clima frío y las calles e instalaciones mojadas.

Tsukasa, cansado, se despertó por el ruido de su alarma. Su brazo aún estaba vendado, la diferencia es que había renovado la venda el día anterior. Estaba demacrado, pero aún así planeaba asistir a la escuela. Quería continuar fingiendo que todo estaba bien. Se levantó, y apoyó su mano en el colchón. Recordando que le había prestado un uniforme a Rui, y que él no lo había devuelto. Un escalofrío recorrió su espalda. Suspiró, y se levantó de manera definitiva para vestirse. Fue hacia la silla de su escritorio y tomó el uniforme, que se encontraba doblado en el asiento de la silla.

La diferencia era que ahora tenía la navaja que había utilizado el otro día en su habitación. El motivo base por el que había reemplazado su venda era porque había vuelto a cortar su piel, el motivo secundario era porque se bañaba. Tsukasa levantó sus brazos para quitar su camiseta para dormir  frente al espejo de su habitación. Con su mano derecha, comenzó a quitar las vendas de su brazo izquierdo. Vió sus cicatrices frescas. Aún dolían. Aunque estuviera arrepentido y asustado, había algo que hacía que el no pudiera detenerse. En ese preciso momento, abrió el cajón de su escritorio y sacó la navaja.

Su visión se distorsionó un poco. Llevó la navaja a su antebrazo izquierdo, sin pensarlo bien. El otro día estaba procurando no tocar ese lugar, pero al notar que su brazo ya estaba cubierto con cicatrices, no sabía dónde hacerlo, y de la desesperación que emanaba la situación en ese momento comenzó a cortar la mayoría de su antebrazo, sin llegar a la muñeca. Otra vez, lo que parecía ser un "espectáculo" de sangre comenzó a gotear, luego de que las cicatrices se hubieran vuelto blancas.

Sintió que no tenía tiempo para desinfectar las heridas, simplemente buscó un pañuelo para quitar la sangre. Tenía un paquete allí en el escritorio, entonces, tomó uno y comenzó a pasarlo por encima sus cicatrices. Luego de eso, en el mismo cajón donde estaba la navaja, tomó un rollo de vendas que tenía de repuesto, y comenzó a enrollarlo alrededor de su brazo y antebrazo. Cuando terminó de hacerlo, arrancó el sobrante. Después de todos esos sucesos, alcanzó su camisa del uniforme de la escuela con sus manos y empezó a abotonarla, como si nada hubiera pasado en los últimos 5 minutos.

Su brazo ardía cómo nunca, sentía como si le hubiera caído agua hirviendo, de lo caliente que estaba su temperatura corporal. No le dió importancia, y luego de ponerse la camisa, buscó el cárdigan que siempre llevaba y se lo puso sin hacerlo, al hacerlo, luego de eso, logró abotonar los pocos botones que la prenda llevaba. Se quitó los pantalones, y se puso los de su uniforme. Luego, buscó sus zapatos y se los puso en ambos pies. Ya estaba listo. No tenía planeado desayunar. Guardó su teléfono en su mochila, y bajó las escaleras. Por lo que notó, su hermana, Saki, aún no estaba lista. Pero él no tenía la suficiente energía como para saludar a alguien, así que simplemente fue hacia la puerta principal de su casa.

La abrió, y salió de su casa, luego la cerró con su respectiva llave y emprendió su trayectoria hacia la escuela. Los mareos comenzaban. Constantemente sentía que su cuerpo se tambaleaba, pero sentía poder aguantarlo. Su vista se desenfocaba un poco, esto obstruyendo su campo de visión. Aún en estas circunstancias, él no se daría por vencido a la hora de fingir que estaba bien. Ya en la entrada, logró ver a sus amigas. Rui aún no llegaba. Se acercó a sus amigas, y habló.

Loving Feeling - Ruikasa AUWhere stories live. Discover now