•|CAPÍTULO 9: LAS VEGAS.

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Adelaine.


El dolor de cabeza me taladra las sienes que hace ponga una mueca tras quejarme sin importarme nada. Sin embargo, suelto un suspiro tras sentir la calidez de algo rodearme la cintura y...

—Mierda.—maldigo en un susurro y entre cierro los ojos cuando los abro.

Esta no es mi habitación, lo sé porque esta tiene colores más oscuros. El brazo que me rodea de la cintura me pega más a su pecho y el temor que me invade hace que me quiera quitar mas no puedo porque es demasiado fuerte.

Con vergüenza me volteo y me rindo ante lo que veo.

Es Marc.

Con el cabello castaño hecho un desastre ya que algunos mechones le cubren la frente, pego un leve brinco cuando tocan la puerta con insistencia que no se que hacer.

Ahogó un grito cuando Marc se acerca más y aun sin abrir los ojos me cubre con la sabana.

Me hago bolita porque caigo en cuenta de una cosa.

¡Tuvimos sexo!

Mucho más al verlo poner una leve sonrisa cuando se oye el cerrojo de la puerta siendo manipulado.

—No hagas ruido, muñeca.—susurra en cuanto la puerta se abre.

—¿Tuvimos sexo?—me atreví a preguntarle en un susurro mirando su pecho.

Este se movió cuando dejó salir una leve risa.

—Pues... ¿Cómo te lo explico, muñeca?—me respondió en el mismo tono de voz.—Como diría mi hermana, fue cardio y del bueno.

Ahogué una exclamación llena de vergüenza.

—¿Mi Lord?—lo llama por su título desde las puertas corredizas que dan para la sala de estar.

—¿Si, Francis?—Marc le responde lleno de tranquilidad, como si yo no estuviera en su cama, desnuda.

—Mi Lord, lamento haberlos despertado, pero la duquesa los solicita de emergencia en el gran comedor de la terraza del hotel.—el hombre se aclara la garganta.—La noticia de su boda salió en la prensa desde la madrugada.

Entonces las puertas se abrieron cuando una segunda voz llegó a nosotros.

—Marcus Spencer II Dassaúlt Fontaine.—La voz de su madre salió llena de seriedad. A pocos metros de nosotros.—Francis, necesito hablar con mi hijo.

—Mi esposa está dormida, madre.

—¿Porque con ella, Marcus?

Dios que no le diga que básicamente compre a su primogénito.

—Es de una de las familias más antiguas de Italia. Es educada, refinada, amable cuando quiere y un pequeño grano en el culo también.

Sin evitarlo lo pellizque haciendo que él apretara más su agarre en mi cintura.

ANACRONÍA. | 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 «𝗦𝗜𝗡 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗥»Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum