•|CAPÍTULO 14: UN TE QUIERO EN MÓNACO.

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Adelaine.

—¿Por qué has estado callada todo este tiempo?—Observé de reojo a mi mejor amiga que se retocaba el labial rojo con el reflejo del cuchillo del cubierto bañado en oro.

—Están siendo semanas difíciles, Angie—conteste en un suspiro—. Los ensayos se extienden a casi diez horas al día.

No tengo cabeza para pensar en dónde es que todos sacamos las fuerzas debidas para seguir todos los días ensayando. Los cuchicheos en los baños me hacen saber que todos estamos sufriendo para poder tener un lugar en París o en alguna de las otras óperas del mundo. Ser fichados por una institución.

—¿Por qué las personas piensan que el ballet no es difícil?—Pregunte mientras giró el rostro al ver que Scar está jugando con William y Gianna.

Angelique suspira y niega sin saber que decirme.

—Tal vez porque cuando lo ven es lo único que saben sobre este. Vestimos de rosa, usamos tottus y peinados impecables. Más no saben que en estos momentos tengo en mis pies que son un asco banditas curativas para que mis tacones luzcan.

Pongo media sonrisa al oírla y ver sus zapatos de tacón de aguja en color crema.

—Dejalos descansar un poco, Angie.

Niega mientras hace una fina línea con los labios, siempre hace eso cuando desea hablar de más y no puede hacerlo.

—Tal vez después, la belleza cuesta, Adela. ¿No ves que me puse más hermosa de lo normal?

Sonreí al verla dar una vuelta mostrándome el conjunto por el cual tardó más de dos horas en la habitación y ahora estamos retrasadas. Tan linda que se ve en ese conjunto de color vino y detalles boradados, en que su cabello rubio esta atado en una coleta alta con mechones sueltos dejando ver sus facciones finas.

—¿Qué es lo que estamos haciendo en Mónaco?

—Esta semana es de carrera.

—Eso ya lo sé, Angie.

Mi mejor amiga puso una sonrisa tan falsa como cuando digo que amo comer picante.

—Angelique Dassaúlt Fontaine...

—Oh, mira. Ya viene, Marc. Te veo allá.

—¿Allá donde?

Ella baja de un brinco sin importarle los zapatos de tacón de aguja. Se acomodó la bolsa y divise que compartió palabras con su hermano cuando se apresuro a llegar a su lado, por mi parte, tuve que tomar una larga respiración al verlo caminar hacía mi.

¿Por que si se vistió casualmente se debe de ver más que bien? La camiseta en rallada de mangas cortas a juego con un pantalon de color crema y zapatos comodos. Sí, es algo común, pero la manera en la que le queda es jodidamente impresionante.

ANACRONÍA. | 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 «𝗦𝗜𝗡 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗥»Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon