•|CAPÍTULO 27: EL SILENCIO DE LOS INOCENTES.

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Adelaine

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Adelaine.

Silencio.

Es todo lo que hay a mi alrededor o al menos es lo que mis sentidos me dejan percibir.

Pero sé que no es así, no lo es porque poco a poco logró oír como a lo lejos gritan mi nombre y muchas pisadas se hacen mayores conforme pasan los segundos.

Lo primero que veo es al hombre que se ha convertido en mi hogar, en la manera en la que entra corriendo en mi dirección con todas las facciones del rostro tensas mostrando miedo.

—¡Adelaine!—Sus manos sostienen mi rostro con firmeza y yo lo único que hago es mirarlo.

Sus ojos aguamarina que siempre están cálidos y llenos de brillo. Los cuales estoy enamorada de ver cada que tengo la oportunidad. Elevo la mirada para caer en cuenta de que la guardia real está a sus espaldas analizando todo el salón y que, en la entrada está Trevor que sostiene el teléfono contra su oreja.

Las lágrimas corren por mi rostro y Marcus lo que hace es levantarme en brazos cuando rompo a llorar sin que lo pueda evitar.

—Ella...—mis manos tiemblan, él junta el arma dándosela a uno de los hombres—, me quería matar, Marcus.

—Ya han cerrado la calle, el hospital está en espera de ella—habla mi hermano acercándose un poco—, llevatela, me quedaré aquí.

—Denle el todo el acceso posible a Trevor y desháganse del cuerpo sin tener que llamar la atención—menciona Marcus cargándome sin dificultad.

Él trata de esconder mi rostro en su cuello pero falla, ni siquiera tengo el control de mi propio cuerpo ya que sus brazos me estrechan con más fuerza de la habitual al sentir como estoy temblando.

Mi madre está tirada boca abajo y hay un charco de sangre haciendo cada vez más grande. Yo hice eso.

—Hiciste lo correcto—musitó bajito sacándome del lugar.

Él estando mojado por la lluvia lo que en estos momentos me resulta refrescante, el silencio de los pasillos es tan incómodo y lúgubre que oír como la tormenta parece no querer parar nunca hace que me centre en eso.

En el sonido del agua cayendo, en los brazos que me sostienen y en cómo él va cantando bajito en su idioma natal. Uno de sus hombres de seguridad corre en nuestra dirección con un paraguas para cubrirse lo más que pueda, el ambiente frío me da de lleno y bajo la mirada ya que hay mucha seguridad a nuestro alrededor y estos se dirigen directamente a la academia.

No recaí en mi herida hasta que él rompió una parte de su camiseta oscura para hacer presión en mi hombro derecho y hacerme llorar un poco del dolor.

Me recuesta con suavidad contra el asiento delantero y sus labios hacen presión en mi frente por mucho tiempo antes de que cerrara la puerta con fuerza para ir al hospital.


[.....]


—Señora Dassaúlt—vuelvo mi atención a la doctora que Marcus hizo que me atendiera al llegar.

—Disculpe—balbuceó con debilidad quitando mi atención de la lluvia que es un panorama en los grandes ventanales de mi habitación—. ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

Ella me sonríe con amabilidad.

—Tres horas—menciona ella sosteniendo mi expediente en manos—, su esposo salió a llamar a sus familiares. Ha pasado por un trauma muy fuerte y le he logrado estabilizar, pero por el momento es recomendable que esté en reposo por al menos unos días. En su estado es más que recomendable, si necesita que haga algún papeleo para que así sea, con gusto lo haré.

Se acerca para ver de cerca el monitor y seguirme revisando. Mi cerebro analiza todo lo que dijo haciendo que emita una leve queja cuando deseo levantar el brazo.

—¿Mi estado?—Pregunte mirándola—. ¿Habla de mi brazo?

Vuelve a sonreír mientras revisa las hojas.

—En parte—me responde volviendo a verme—. Está embarazada señora Dassaúlt, tuvo un evento muy traumático hoy y deberá de estar en reposo como le comente.

Oh, Dios. 

Asiento mientras pongo una sonrisa en el rostro con debilidad y ella anuncia que volverá más tarde a revisarme nuevamente. Instintivamente baje el rostro al saber que estoy sola en la habitación.

Un bebé de Marcus.

Mi cabeza niega mientras las lágrimas vuelven a picar en mis ojos, estuve tan ocupada con los ensayos matándome tanto en que todo saliera perfecto que ignoré las señales. Creí que era otro atraso normal ya que desde que inicie con esto he sido mucho más irregular que antes.

—Me ha comentado la doctora que deberás estar en reposo—brinque asustada al oirlo. ¿En que momento entro?—Lo siento, mon amour no te quería asustar.

Levante el rostro cayendo en cuenta de que se ha cambiado y sostiene una pequeña maleta que deja en uno de los sillines. Cierra las cortinas dándome la espalda.

¿Por qué no le dijo la doctora?

—Simplemente no te escuche entrar—traté de sonreírle para restarle importancia.

¿Si le digo que estoy embarazada se enojara? ¿Estará feliz? Son tantas preguntas que están acechando en mi cabeza, sin embargo, Marcus arrastra uno de los banquitos hasta mi cama para sentarse.

—No me arrepiento de haber sacado tiempo antes de la otra carrera, no quiero ni imaginarme haber estado tan lejos—susurra bajito—, perdoname por no haber llegado a tiempo. No debiste pasar esto, muñeca.

Sujete su mano con firmeza para después acomodarme en la cama y poder estirarme para darle un casto beso en los labios que no me nego.

—No te culparé—dije entre lágrimas—. ¿Sabes por qué?

Él negó con culpabilidad.

—Porque llegaste por mí sin siquiera dudarlo.

—Nada de esto saldrá en los medios.

—¿Qué es lo que se está haciendo en la academia?

—Borran cualquier rastro de lo que pasó.

—¿Pero qué hace Trevo ahí?

—Se asegura personalmente de que saquen el cuerpo de tu madre—revela estando al pendiente de cualquier reacción que tenga—, se encargará de algunas cosas sin tener que preocuparse por la policía.

Asentí entendiendo que no debo hacer más preguntas ya que en verdad, no deseo su respuesta.


Marcus se quedó toda la noche a mi lado.

Me habló de cualquier tema para hacerme sentir mejor, lo cual de cierta manera agradecí hasta que se quedó dormido sin soltarme la mano y yo desperté dos horas antes del amanecer para haberlo encontrado en la misma posición.

Tiene que regresar para la siguiente carrera por lo que no es el momento indicado para decirle que estoy embarazada.

Yo no soy mi madre y se que fueron dos situaciones diferentes, sin embargo, el tema del aborto es algo al cual no voy a recurrir.

Gire para verlo, tal vez se enoje o no sea una buena idea un hijo en este instante, pero que se habrá una solución.

ANACRONÍA. | 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 «𝗦𝗜𝗡 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗥»Where stories live. Discover now