•|CAPÍTULO 28: A UN LATIDO DEL CAOS

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Adelaine

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Adelaine.

—¡Bienvenidos a la penúltima carrera del año, señoras y señores!—La voz del presentador llena la estancia al tener el televisor prendido.

La lluvia no ha parado en días y según Angelique eso significa un mal presagio.

Sé que no es así y que esto es el resultado del cambio climático, pero ver a Marcus mirar fijamente por el ventanal del hotel en dirección a la pista, hace que me llene de nerviosismo.

—Marcus—susurre llamando su atención.

—Todo está bien, muñeca—dice girando en mi dirección antes de que se ponga la gorra tinta.

—Anda vamos—insistí cuando se agachó para besarme con suavidad y cubrirme con la manta a causa del frío—. ¿En verdad no deseas que vaya? Sabes que no tendré problemas.

—Te he visto algo cansada, tal vez pescaste algún resfriado y no me gustaría que se hiciera más grave teniendo en cuenta la presentación.

Por inercia asentí ante sus palabras sintiendo el peso del secreto que aún no le he contado.

—¿Te pone nervioso el clima?

—Odio el clima y las carreras de noche con lluvia—se sincero soltando un leve suspiro—. Hace tiempo salí de la pista por lo mismo.

—Supongo que llevas la cadena que te dí.

—Siempre, muñeca.

Se agachó aún más para enseñarme que le tenía puesta y eso causo que sonriera.

—Si no te la quitas te dará suerte—me estire dejándole otro beso—, y esto también. Te estaré esperando. ¿Crees que después de la carrera podamos hablar?

Sus ojos me estudiaron ante mi pregunta tratando de descifrar cualquier cosa.

—Puedes decírmelo ahora—inquiere con media sonrisa, pero se que es tarde y le valió salir del autódromo para venir a verme unos minutos ya que el hotel está muy cerca.

Negué con media sonrisa.

—No, anda ve que Alessio mandará por ti, lo sabemos. Cuando termine la carrera te lo diré.

Marcus hizo un leve puchero pero asintió volviéndose a incorporar.

—Eres muy hermosa, pero estos últimos días te has visto con un brillo que me encanta—hablo para después guiñarme un ojo con diversión.

Inconscientemente una de mis manos viaja a mi vientre debajo de la sabana, observé cómo él se encamina a la salida con rapidez. Como le encanta romper las reglas.

—Mucha suerte, mon amour—levante un poco la voz haciendo que soltara una leve risa que llenó mi pecho por completo.

Es entonces cuando la puerta se cierra a sus espaldas cuando sale dejándome sola. Él y Angie casi me confinaron a la habitación, pero lo que más amé fue cuando Scarlett por llamada hizo lo mismo ya que según ellos yo no hacía caso.

ANACRONÍA. | 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 «𝗦𝗜𝗡 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗥»Where stories live. Discover now