ch. 003

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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄

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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄














La inesperada llegada de su padre alteró el curso de sus planes. Los señores, al sentirse nerviosos con la presencia del Rey Loco allí, empezaron a mantener distancia e intentaron hacer todo lo posible porque nadie sospeche nada.

La mañana siguiente, antes de presentarse ante su padre, tomó la carta de Maegelle entre sus manos y la abrió. Sus ojos recorrieron la delicada letra cursiva de su hermana, para luego poder enfocarse en lo que realmente importaba, su contenido.  

Padre sabe lo que planeas. cuidadoso. Pronto volveré.

El saber que su padre sospechaba sobre sus intenciones, lo hizo poner nervioso e incómodo. Ahora debía ser el doble de cuidadoso. 

Que Maegelle le diga algo semejante, sólo hacía que se sienta más tenso. Siempre entendió las consecuencias de sus acciones, que si actuaba despreocupado, le estallaría en el rostro y dejaría devastado todo a su paso. 

Consideró su plan muy meticuloso, imposible de ser descubierto, pero parecía que el Señor de los Susurros era un poco más molesto de lo que imaginó.

Cuando caminó hacia la carpa de su padre, nada comparada a la de los demás Señores, Rhaegar decidió transformar ese nerviosismo en frialdad y desinterés. Su padre no lo conocía completamente, sólo las pequeñeces que se permitió ver de él y como nunca le prestó la suficiente atención, nunca llegó a ver lo mal mentiroso que era.

─Padre.

Aerys se encontraba sentado en una silla de madera mientras veía hacia un punto fijo del suelo. Su estado deplorable sólo hizo evidente la falta de cordura que había en él, su cabello grisáceo largo y sucio, uñas igualmente de largas, un traje negro desprolijo y su corona en la cabeza estaba chueca. Parecía una broma mala, un bufón, nada comparado a un Rey.

Y lo que debía destacar Rhaegar, eran sus ojos. Desbordaba locura, desconfianza y paranoia. Debía considerar a todos los que estaban allí como enemigos y posiblemente esté más a la defensiva que nunca. Supuso que tendría que actuar con precaución.

Siéntate, Rhaegar.

Su voz era tan fría como el acero valyrio, sentía que podría cortarlo con una simple palabra.

─¿Cómo te sientes hoy, padre? ─preguntó. Aerys lo observó tan dijo que al príncipe le pareció que podía ver en lo más profundo de su corazón.

─Aburrido ─musitó─, espero que las justas de hoy sean más entretenidas que las de ayer. Parece que Sir Barristan y tú se van a enfrentar en la última ronda.

─Sir Barristan es el oponente más difícil en las listas ─dijo Rhaegar─, pero sé que puedo ganarle.

─Eso espero ─Aerys musitó mientras lo miraba─, no viajé tanto para verte caer del maldito caballo. No pongas en vergüenza mi apellido. ¿Comprendes, niño? Si haces algo estúpido, te vas a arrepentir

call of silence.       robert's rebellionWhere stories live. Discover now