ch. 013

925 141 13
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.




𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐇𝐈𝐑𝐓𝐄𝐄𝐍








Se despertó mucho más temprano de lo que imaginó, su cuerpo se sentía descansado y por un segundo, no recordó completamente los eventos transcurridos la noche anterior. Pero entonces, mientras veía la ropa que utilizó, rememoró cómo se puso en vergüenza a ella misma y ese sentimiento que nació en su interior casi consigue hacerla vomitar. De sus labios abandonó un suspiro de nada más que cansancio, preparándose mentalmente para afrontar su último día con la libertad de no estar atada a nadie, para que mañana, finalmente, se concrete una unión que pondría a los Siete Reinos en una mejor estabilidad ─de acuerdo a lo que escuchó de parte del consejo de su padre.

No mucho después de haberse despertado, de su puerta atravesaron Iseneya y Nesa; ambas realizaron reverencias ante su reina, rápidamente moviéndose para cambiarla, ignorando por completo el hecho de que Maegelle se hallaba simplemente con un camisón casi transparente. Pese a que muchas otras doncellas se acercaron hacia ella para formar parte del círculo personal y más cercano a ella, Maegelle no confiaba en nadie más que en esas personas que habían caminado a su par desde que tenía trece días de nombre.

─¿Cómo le fue anoche, su Majestad? ─preguntó Nesa, casi en un susurro; como si estuviera tratándose de un tema demasiado prohibido y secreto. Maegelle le sonrió sin mostrar sus dientes a través del espejo.

─Horrible, Nesa ─musitó ella, con completa honestidad.

─¿Él le ha hecho algo? ─preguntó, con el ceño fruncido, preparándose mentalmente para pelear contra cualquiera que le haya faltado el respeto a su reina─. Dé la orden y me aseguraré de que se arrepienta de absolutamente todo.

Maegelle rió ante esas palabras.

─No es necesario que hagas nada de eso ─le dijo─. Ahora no lo veo y me duele lo que sucedió entre Rhaegar y yo, pero quizá solo ha sido lo mejor. Para él, para mí. Si ha dicho que nunca deseó casarse conmigo desde un principio, tal vez debí haberme hecho con la idea y no tirarme a sus brazos como si fuera... ─carraspeó, negando─. Lyanna Stark será una mujer afortunada, y yo... soportaré las locuras de Robert mientras evito arrancarle la cabeza.

Iseneya suspiró mientras acomodaba los mechones de su reina:

─Creo que este Lord de la Tormenta podría llegar a darle una buena sorpresa, su Majestad ─musitó─. Quizá se vea demasiado bruto y arisco, pero ha tenido un sinfín de oportunidades de impedir vuestro matrimonio; aún así, no ha hecho nada que la perjudique.

─Bueno, el tonto tiene un poco de sentido común ─ella le comentó─, y cuando se lo propone; no es una mala compañía.

─¿Lo admite? ─preguntó Nesa, riendo.

call of silence.       robert's rebellionWhere stories live. Discover now