ch. 008

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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐄𝐈𝐆𝐇𝐓








Acompañada de su hermano menor, Maegelle observó a sus comandantes entrenar arduamente en el jardín real, el sonido de las espadas mantuvo a ambos menores con sus ojos absortos a los movimientos que realizaba cada uno, siendo tan distintos en cuánto a destreza e inteligencia. Viserys estaba enamorado de verlos combatir, no sabía con exactitud quién ganaría, todos eran fuertes.

Maegelle bebió té mientras escuchaba a Viserys aplaudir a Asael, un hombre de ojos verdosos y cabello trenzado oscuro, se movía mejor que cualquiera de los presentes.

─¡Él es el mejor! ─exclamó en su lengua materna─. ¿Puede volverse mi espada?

Maegelle sonrió levemente.

─Intentaré convencerlo de ello.

Viserys asintió con su cabeza, conforme con lo que escuchó, y continuó observando ahora a Nesa e Inereya empezar a entrenar a la par de los demás hombres. Al cabo de minutos, se maravilló con las féminas.

─Las quiero a ellas, lucen terroríficas y capaces de mantenerme con vida.

─Es porque lo son ─musitó Maegelle.

Viserys sonrió y sus ojos se desviaron hacia detrás de ella, Maegelle frunció su ceño confundida e iba a preguntar si algo sucedía, pero pronto lo escuchó mencionar el nombre del intruso.

─¡Hermano mayor! ─exclamó, poniéndose de pie rápidamente y corriendo en dirección a Rhaegar. Él, lo alzó del suelo, y dejó un casto beso en la cabeza del menor.

─¿Cómo te encuentras, Viserys?

Él se encogió de hombros.

─Todo va perfecto, ver entrenar a los hombres de Mae es muy divertido.

Rhaegar asintió y posó su mirada en los diez hombres corpulentos que movían la espada como si fuera parte de su brazo; una extremidad más. Además de ellos, debía admitir que las siete mujeres ahí, haciéndoles frente y mostrando cuán hábiles, rápidas e inteligentes eran, logró hacerlo entender que Maegelle estaba rodeada por un sinfín de personas que matarían a cualquiera por ella.

Debía ser la mujer más protegida en los Siete Reinos, con tantos que decidían vivir y morir para servirle.

─¿Te unes a nosotros, hermano mayor? ─le preguntó Viserys. Rhaegar observó a Maegelle, pero ella jamás se volteó a verlo, por lo que, titubeó en responder, aunque los ojos de esperanza del menor le hicieron dificultosa darle una negativa.

─Por supuesto.

Se situó del lado derecho de Maegelle, el único asiento libre. Viserys regresó al lado izquierdo de su hermana, y continuó enfocado en el entrenamiento, ignorando la incomodidad que aquellos dos sentían.

call of silence.       robert's rebellionWhere stories live. Discover now