INICIOS

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     Hay un dicho que dice: 'Uno se ve mal, uno no está conforme con lo que tiene, pero voltea a ver la vida de su hermano y es ahí donde aprecia la suya, dado que al otro le va mucho peor'

     Algo muy similar a esto sintió Robert, cuando su vida dió un giro inesperado, muchos le dicen destino, otros avaricia y otros simplemente le llaman vida. 

     Era la época de los '70, una muy buena para algunos, pero sin duda una muy mala para Robert, un soldado de cargo no muy alto, un hombre ya tocando los treinta años y algunos cabellos blancos dispersos entre los castaños, de altura promedio y un semblante siempre muy alegre.

     A sus veinte años había conocido a Sarah Rindo, su actual esposa en una boda del hermano de él y la hermana mayor de ella. 

     A pesar de que tuviera un excelente trabajo, una casa donde vivir de su propiedad y una esposa muy bella pero por sobre todo compañera, él no era feliz. 

—¿Qué más quieres? No te comprendo Robert! —le repetía ella una y mil veces, esa era una de las pocas peleas que había entre ellos, siempre ese era el principal motivo de disputa. 

—Quiero más dinero! Quiero tener lo que tienen todos en ese cuartel menos yo! Poder! 

     Robert salió muy molesto de la casa, azotaba la puerta, Sarah se quedaba ahí, llorando sin consuelo, de novios todo parecía un cuento de hadas, un relato creado por el mismísimo Shakespeare, pero ahora, ahora todo era un infierno, Y todo desde qué se le metió en la cabeza eso de ser poderoso. 



      En el cuartel, todos los soldados se preocupaban por intentar ascender al puesto que soñaban, comandante, pero Robert no podía más de la rabia. 

—No seas así contigo mismo amigo, con esto te lastimas y la lastimas a ella —le reprochó Federico, su compañero de cuartel— se acaban de casar, no puedes involucrar estos temas con tú familia. 

—No me digas qué hacer Federico, tú más que nadie sabes cuanto merezco ser comandante, cuando me he sacrificado, cuantas veces he tratado de caerle en gracia a ese hombre, pero no, no puedo, Necesito lograrlo! 

—No te digo que no lo hagas, te digo que cuides a tú familia.

—¿Y tú cuidas de la tuya Federico? Eh! porque no lo veo tan así. 

—Al menos sí sé diferenciar las cosas, no me vuelvas a dirigir la palabra. 

—Como quieras! Vete! Pero si te ofendes es por qué algo de razón tengo! 


     Llegada la tarde regresó a su hogar, sorpresa fue la suya al notar que Sarah no se encontraba en la sala, tampoco estaba leyendo o pintando como solía hacer siempre. 

—Sarah... mi amor... regresé... 

     Llegó hasta la habitación donde encontró una nota: 

    'He decidido irme, quiero divorciarme de ti, sabes que no me importa lo que el resto diga, quiero ser feliz y tú sólo te dedicas a opacar mi luz, no me busques, en unos días enviaré el formulario de divorcio'


     Un silencio inundó el lugar, una sensación oscura, vacía, sin vida. 

     Llegó hasta su armario, lo peor que pudo haber visto estaba ahora frente a sus ojos, un especio vacío completamente desértico junto a su ropa. 

ÁVARO AMORWhere stories live. Discover now