DE AMOR Y MUERTE SE TRATA LA VIDA

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     Julieta estaba más feliz que nunca, se podía decir que todo estaba comenzando a ir como ella siempre soñó, estaba viviendo el amor.

     Abrió poco a poco los ojos, estaba en una cama, muy cómoda por cierto, utilizando las sábanas como única vestimenta y a Robert a su lado, abrazándola.

—Se que estás despierto —rió.

—Confieso que es tentador mirarte.

—¿Mirarme dormir? —arqueando una ceja— eres raro.

—Y tú eres hermosa —besando sus labios.

     Todo iba de maravilla hasta que la puerta suena.

—No vayas... —le dice ella.

—Debo ir, tocan con mucha insistencia.

—Robert... 

—Enseguida regreso ¿Sí? —ella asintió.


—Al fin te dignas a abrir amigo! —le reprocha Federico.

—¿Qué te ocurre? tienes los ojos hinchados ¿Estuviste llorando o es algún tipo de alergia?

—Qué alergia va a ser! ¿Julieta está aquí? necesito hablar con ella.

—¿Cómo sabes? ¿Por qué piensas qué está aquí? 

—Porque me llamaron desde su casa para darme la noticia y la empleada me dijo que no está ahí, que no la encuentran, si no está allí, está aquí, déjame pasar.

—Así es, lo está, pero no pases.

—Robert soy tú amigo, no te voy a robar... igual convengamos que el ladrón debería dejarte cosas a ti en lugar de lo común.

—Eres de lo peor Federico.

—¿De lo peor yo? lo siento, pero no acostumbro de aprovechar de la ausencia de mi esposa para andar con mi amante en la misma cama.

—Primero deberías conseguirte una amante —le dijo Robert de mal modo— además ella no es mi amante, es mi futura esposa.

—Sabes que, ya no entiendo nada, no sé si estás casado, divorciado o si engañas a tú esposa, no puedo descifrar tú estado civil.

—Futuramente casado ¿Te parece? voy a ver a Julieta, ven, pasa a la sala Y ahí te quedas! —apuntándolo con su dedo.

—Tampoco me entusiasma la idea de subir, no lo haré, me gusta tener la conciencia bien tranquila, créeme que si no fuera un asunto urgente no vendría.

—Ya no me mires así.

—¿Cómo? 

—Con desaprovación.

—Tú mismo lo dijiste.

      Robert prefirió no responderle y seguir su camino.

—Mi amor ¿Quién era? —preguntó Julieta sentada en la cama.

—Federico, un amigo mío que quiere hablar contigo ¿Lo conoces? 

—Qué! Federico! 

—Así es, dice que lo llamaron a él para saber donde estabas, él trabaja para tú padre así que es posible que lo hayan mandado aquí.

—No, él... él es de mi familia —poniéndose de pie.

—¿Qué? 

—¿Cómo alguien como tú puede ser familia de alguien como él?, bueno, no exactamente, es ahijado de mi padre y él siempre nos dijo a mi hermano y a mi que Federico y su otro hermano también eran nuestros hermanos ¿Se entiende? 

ÁVARO AMORWhere stories live. Discover now