IR POR ELLA...

2 0 0
                                    

     El dúo llegó hasta la casa de Federico y desde ahí Robert habló.

—No contestó! —expresó molesto colgando.

—No grites, mi bebé está durmiendo —lo regañó Federico.

—Lo siento, pero no contestó.

—Es muy tarde, quizás es por eso.

—Mi hermano sufre de insomnio, éstas son sus horas.

—Llama de nuevo, quizás no escuchó y por favor no grites o tú la harás dormir de nuevo —apuntándolo con su dedo amenazadoramente.

     Robert sólo rodó los ojos y lo volvió a intentar.

Llamada: 

—¿Quién habla? —respondió una ronca voz.

—¿Hermano? hermano soy Robert, hermano.

—¿Me puedes decir qué intentas? no caeré nuevamente en tus tretas, el veinticinco de febrero de este año ¿Lo recuerdas? Me robaste dinero! 

—No recuerdo lo que dices, me parece que no lo recuerdas bien, caminábamos, vi un sobre en el piso y lo tomé, estaba en la calle.

—Por qué se me había caído a mi! Desgracia fue la mía de tenerte como hermano! como si fuera pco ahora tú esposa está aquí y con un hijo tuyo a cuestas, la sociedad no está preparada apra otro como tú.

—¿Ella está ahí? ¿De qué hijo hablas? 

—Claro que está aquí y no finjas demencia, ¿Acaso tú no sabes del hijo qué tienes? ¿Qué ocurrió? ella está aquí hecha un mar de lágrimas, casi no veo a mi Alice Y es por tú culpa! sabes lo que hemos luchado para tener un niño, de repente viene tú esposa embarazada diciendo que tú la abandonaste, diciendo que no quieres al niño... 

—Espera, espera, yo nunca dije que no quisiera a ese niño, es más, ni enterado estaba de su existencia.

—No mientas, tú eres bastante zorro y te conozco, mi dinero también tuvo la desgracia de conocerte, mis oídos lo oyeron todo detrás de la puerta —interrumpió.

—Pero... ¿Hola?... Hermano... 


—Me colgó —le dijo a Federico con una expresión de confusión.

—Listo, ya hablaste, ahora vete, que todos se han acostado ya.


     Durante toda la noche Robert no pudo siquiera pegar un sólo ojo, daba puras vueltas y la cama le parecía demasiado grande, todo era demasiado grande, la casa, la vida, no podía seguir así, pero a la vez se imaginaba el futuro, su hermano ¿Decía la verdad? ¿Él padre? tendría un hijo, no podía imaginarse eso, a decir verdad nunca se imaginó él como padre, con un niño que dependiera de él y que lo viese como un superhéroe, protector, que vele por él y por su madre.

     Cerró los ojos y sin darse cuenta el sueño cayó —a pesar que ya estaba por amanecer— Morfeo se había apoderado de él de una forma muy peculiar.

—Papá... papá despierta —era todo lo que oía.

    Abrió sólo un poco sus ojos y de repente ve a una niña de pie frente a él y a Sarah durmiendo a su lado.

—¿Qué?... ¿Quién eres? —preguntó aún adormilado.

—Papá se hará tarde, vamos.

—¿Quién eres? —volvió a preguntar— ¿Por qué llamas papá? 

—Porque tú eres mi papá y yo tú hija, ella es mi mamá —señalando a su esposa.

     De la nada Robert comenzó a ver todo borroso y un gran dolor de cabeza se apoderó de todas sus capacidades, no podía moverse ni mucho menos mantenerse despierto.

ÁVARO AMORWhere stories live. Discover now