PENSAMIENTOS DE VERDAD

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     Eran ya casi la una de la madrugada y estaban por terminar de cargar los cargamentos a cada camión correspondiente, luego de eso, el coronel le dio a cada uno su parte del dinero, pero en ese momento, Federico se le acerca a Robert.

—Mi dinero —estirando su mano.

—No te daré.

—Eres consciente de que sí... 

—Lo soy, créeme que a estas alturas soy consciente de absolutamente todo y no te daré, ¿Qué es esto? ¿Piensas quitarme dinero por el resto de tú vida?

—No, jamás haría eso... no te preocupes... pronto volveremos a vernos y no estarás en las mismas condiciones, pero no así, no creas que estarás a salvo conmigo, te estoy observando... amigo.

     Luego de esto él se marchó, Robert respiró aliviado, se había desecho de un gran peso, ya la otra mitad le quedaría también, pero... le sorprendía que todo hubiera sido tan sencillamente fácil, vamos, Federico era demasiado zorro como para ceder a su negociación.

     Federico llegó hasta la oficina del coronel: 

—Dime muchacho... 

—Coronel... me surgió una emergencia familiar y estoy muy preocupado, ¿Me permite el teléfono? 

—Claro, lo hubieras dicho antes —poniéndose de pie— estaré afuera.

      Federico marcó el número de su casa.

Llamada: 

—Hola —respondió Rosa muy alegremente, Federico sonrió al oírla del otro lado de la llamada.}

—Mi amor... es ahora.

—De acuerdo, te amo.

—Te amo.

Fin de la llamada.


      Federico colgó el teléfono y sonrió maliciosamente, como no había conseguido lo que en verdad quería, ahora Robert, su gran y antiguo amigo debía atenerse a las consecuencias de esto.

      En parte lo hacía por eso y en parte porque conocía a Sarah del campo, a su familia y sabía perfectamente que ella —a diferencia del corrupto de su esposo— tenía un buen corazón y no podía tolerar que Robert se fuera a hacer de las suyas, mientras Sarah, embarazada, tuviera que vivir una gran farsa, Y eso qué no había de contarle el secreto más gordo desencadenante de todo esto!

     

      Sarah limpiaba muy tranquilamente un aparador, si bien Robert le había dicho que no se preocupara por eso, que contrataría a una persona capacitada para ello.

      El timbre sonó cuando ella por fin había terminado, hoy principalmente se levantó con una paz incalculable, era como si nada de lo que sucediera en el día pudiera afectar su paz... hasta que el timbre suena de nuevo y esta vez no tiene otra opción que atender. 

—Amiga mía! —Rosa gritó tan fuerte que por un momento sus oídos dolieron, le dio un abrazo tan fuerte que hasta despegó los pies sólo un poco del suelo

—R-Rosa... ¿Cómo estás? 

—Muy pero muy bien, nos mudamos a un vecindario residencial, no hay manera alguna de que esté mal... pero... me temo que no tengo buenas noticias para ti.

—No me asustes, ¿Le pasó algo a Robert? 

—No, él está sano de pies y manos, pero tú, mi querida amiga, tienes que saber que Robert no es tan honesto como todo el mundo cree, es más, no sé cómo decírtelo... 

—Decirme ¿Qué? ¿Qué me vas a decir? Rosa habla!

—No te alteres, recuerda al bebé.

—Entonces no vengas a alterarme! No pongas esos suspensos! 

—Está bien... aquí voy... Robert te es infiel con otra mujer, una bella señorita de sociedad y digo señorita porque no tiene más de veinte años, no sé si llega a los veinte, se los ha visto besándose a la salida de un bar.

—¿Y tú cómo sabes eso? no... no puede ser, Robert no haría jamás eso ¿Quién te lo dijo? Rosa habla! 

—Me lo contó un pajarillo, eso no importa, el punto es que es real, no lo podía creer, cuando me enteré de la verdad es más, no lo creí.

—No... no puede ser, Federico puede que sí lo haga, pero mi Robert.

—Sarah no te metas con mi esposo porque me olvido que estás embarazada y te arranco los cabellos.

—Es qué no entiendes! mi Robert...

—Y todavía dice qué es suyo! —ríe— ¿Acaso no oyes lo qué te digo? Robert ya no es tuyo! Tú ahora compartes a Robert! 

—Pero Robert es mío! 

—A mi no me grites, dile eso a su nuevo amor... tras que te cuento... es mejor que me vaya, debo llevar a mi niño a la escuela y cuidar de mi pequeña bebé, aunque estoy segura que la cuidaré mejor que Robert a su matrimonio, adiós amiga —lanzándole un beso a lo lejos— que tengas un lindo día.

    

     Al llegar a la casa tomó un papel, escribió un mensaje y luego detuvo a Oscar, uno de los vagos del vecindario.

—Llévalo al cuartel, a Federico, te daré una buena recompensa cuando regreses.

—Como mande —saliendo.

     Al cabo de unos minutos, uno de los soldados llama a Federico y el vago le entrega la nota— De tú esposa —le dice.

'El ratón cayó en la trampa, está en un mar de nervios'

     Éste tomó otro papel y se lo dio al vago quien lo llevó de regresó, éste decía: 

'Somos un excelente equipo, nos merecemos una cena en familia, en el restaurante que está frente a la fuente de agua'

     Pero lo que parecía un drama, era peor para Sarah, ella lo veía todo rojo, era una verdadera película de terror, una verdadera pesadilla.

—No, Robert no, no me hagas esto —se decía a sí misma, las lágrimas ya eran incontrolables, se imaginaba que eso lo podría hacer cualquiera, hasta se imaginó a Rosa pasando por esa situación, pero ella... ¿Cómo quedaba esto ahora? ¿Cómo se suponía que debía ver a las personas? ¿Cómo se vería a sí misma al espejo? 

ÁVARO AMORWhere stories live. Discover now