Cállame. - Pablo Gavi

4. La lastima es lo peor que existe.

Sonó la alarma y lo primero que hice fue bajar a desayunar.

Me asusté cuando me encontré con Pedri en mi cocina.

—Joder que susto me he pegao'.—le dije al canario haciendo que este se ría.

No me acordaba que el ayer se había quedado a dormir.

—que no me acordaba que te habías quedado a dormir aqui.—añadí

Mi amigo solo río para luego decir:—¿quieres tu colacao?

Yo solo asentí y el me empezó a preparar el colacao.

Desayunamos los dos juntos, hablando de la vida mientras veíamos programas de telebasura, pero no les prestábamos bastante atención ya que estábamos hablando.

—Oye.—me llamo la atención mi amigo.—¿Porque decidiste llamar a la psicóloga al final? que no me quedó claro del todo.—preguntó mi amigo.

—No te sabría decir bien, en verdad.—me quede pensando.—¿sabes que hay veces que dices cosas sin pensar y luego te da lastima la otra persona?.—el solo asintió.—Pues algo parecido.

Y no le mentía, muchas veces cuando era pequeño me pasaba, pero hasta ayer no me volvió a pasar.

Me enfadaba con amigos o con mis padres solamente porque decía o hacía cosas sin pensar y luego sentía lástima por ellos, porque se sentían mal por mi culpa. Pero luego no había vuelta atrás, una vez hecho, no se puede deshacer.

Pocos años después, me di cuenta que sentir lástima por otra persona es de las peores cosas que hay en el mundo.

Si sabes que puedes hacer daño a esa persona, ¿porque lo haces sabiendo que puedes herirla?

Es algo que verdaderamente, no se porque lo hacemos, me da rabia, pero es algo que simplemente, no podemos controlar. Siempre acabamos hiriendo a los demás de alguna forma u otra.

Por eso me da igual todo y soy borde con todo el mundo. Así no me encariño con la gente y no siento lástima por los demás.

Se que suena muy mala persona, pero eso me ayuda a no sentirme tan mal.

También sé que ahora sueno muy egocéntrico, pero es la verdad. ¿Para que me quiero preocupar por gente que a lo mejor solo me he hablado con ellos 1 vez en mi vida?.

Después de esta triste reflexión en mi cabeza, acabamos de desayunar. Él se fue a su casa a por las cosas de entrenar.

El me pasaría a recoger luego para ir a entrenar.

En el fondo, yo estaba feliz.

Hoy volvería a entrenar.

Al menos entrenaría un rato antes de tener que hablar con Mariam.

No tenia muchas ganas de hablar con ella.

Pero lo tenia que hacer, por mi bien.

Subí a mi habitación para prepararme la bolsa con todo para ducharme luego de entrenar.

Una vez con todo preparado me tumbé en el sofá a esperar a Pedri.

Pocos minutos después escuché el sonido de un claxon aparcado fuera de mi casa.

Ese era el claxon del coche de Pedri, lo reconocía perfectamente.

Salí de casa y me subí en su coche.

Lo saludé alegremente, bastante raro en mi, pero volver q entrenar me ponía demasiado feliz.

—Que feliz estás tú hoy.—dijo Pedri riendo.