21. Cállame

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A casi todo el mundo le gusta ir de compras y yo soy de los que odia hacerlo.

Llevo toda la puta tarde comprando con Mariam.

No me quejo de estar pasando tiempo con ella, pero joder, que cansancio.

—Solo nos queda pasar por la tienda de ropa interior.—me avisó la chica.

—¿Yo tengo que entrar ahí también?.—pregunté cansado.

—Pues claro, necesito opinión de alguien.—dijo obvia.

—¿Y no puedes llamar a Sira o algo? No me apetece entrar a una tienda de ropa interior femenina.—me quejé, recalcando la ultima palabra.

—Ahora mismo lo hago.—dijo irónica.—Como la voy a llamar solamente para comprarme ropa interior.

—Yo que se, seguro le da ilusión.—dije alzando los hombros.

—Cállate un rato y entremos.—dijo arrastrándome dentro de una tienda de Victoria Secret.

A esta tía le encanta esta tienda por lo que veo.

—¿En que color es mejor, en blanco o en negro?.—dijo señalándome dos conjuntos de encaje iguales pero de distintos colores.

—Yo que se, son iguales.—contesté.

—Pero ¿que color me favorece más?—volvió a preguntar.

—Los dos, te queda bien todo.—respondí sincero.

—Como ayudas.—ironizó.

—Llévate los dos y ya.—dije obvio.

—No me puedo probar toda la tienda y si me lo pruebo me lo tengo que llevar.

—Pues llévate el negro.

Ella se fue a los probadores y yo esperé sentado en un banco que había enfrente de el probador donde estaba ella.

—Gavi, no me acaba de convencer este.—dijo sacando la cabeza por la cortina.—Entra.

—Como voy a entrar.—pregunté sin entender nada.—No voy a hacerlo.

—Que me da igual si entras o no.—me recordó.

—Vale pues voy a entrar.—dijo abriendo la cortina y una vez dentro la volví a cerrar.

Giró sobre sí misma para enseñarme como le quedaba.

Solo llevaba la parte del sujetador del conjunto ya que la parte de abajo era un tanga y tampoco teníamos tanta confianza para verla en tanga.

Yo me quedé flipando.

¿Como que no le convencía? Si le quedaba de puta madre.

—Joder Mariam si te queda de Puta madre. Estás buenísima.—lo último lo dije sin querer.

—Anda que tú que con esa camiseta marcando tod...—dijo y se puso las manos en la boca.

—Sigue hablando.—pedí.

—No, no.—se negó avergonzada, mirando hacia otro lugar.

Yo la cogí del mentón haciendo que me mirara.

—Que sepas que tú con la ropa que te pones me dejas con ganas.—dije bajando mi mirada a sus labios.

Ella también bajó su mirada hacia mis labios, entonces los estampó contra los suyos.

Fue un beso salvaje, demostrando que los dos nos teníamos las mismas ganas.

Nos separamos por falta de aire pero a los pocos segundos volvimos a besarnos salvajemente.

Cállame. - Pablo Gavi Where stories live. Discover now