20. ¿Quieres que tenga una foto tuya en sujetador?

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Estábamos yendo a comisaría a denunciar al hermano de Mariam.

Ella no quería, pero era mejor hacerlo así que terminó aceptando a regañadientes.

Se había quedado a dormir en mi casa, no iba a dejar que se fuera a algún sitio por si su hermano la encontraba.

—¿Es necesario tener que poner una denuncia?.—me preguntó Mariam una vez estábamos en frente de la comisaría.

—Que preguntas son estas, claro que si es necesario.

—¿Porque? Si no harán nada al respecto.—se quejó.

—Porque si no lo llevan preso podemos poner una orden de alejamiento y que no se vuelva a acercar a ti.

—Va a ser casi imposible que acepten ponerla, no podría ver a mi familia.

—El no podría ver a tu familia.—corregí.

—Entonces mi familia me odiaría aún más por hacer que no puedan verlo.—se volvió a quejar.

—¿Puedes dejar de quejarte de una puta vez?.—pregunté harto.

—No.—se negó.—Mi familia me odia porque no se creen lo que me ha hecho, porque dicen que no tengo pruebas, que todas mis heridas seguro que son falsas y que solo lo hago llamar la atención.

—Pues vaya mierda de familia que tienes.—dije sin querer.—Perdón, no quería decirlo.

—Da igual, si razón no te falta.—dijo.—¿Entramos?

Esto último lo dijo dudando.

—¿Ahora si quieres entrar?.—me burlé de ella para quitar un poco de hierro al asunto.

—Calla y entra, cuanto antes pase mejor.

Asentí con la cabeza dándole razón y entré.

Nos dijeron que esperásemos en la salsa de espera y que entrásemos cuando nos llamarán.

Una vez nos llamaron para entrar explicamos lo que pasó.

—No voy a quitarme la camiseta delante de los policías.—se negó Mariam.

Los policías le habían dicho que si podía enseñar todas las heridas que le había hecho su hermano.

—Joder Mariam, son policías, no van a hacerte nada malo.—supliqué.—Si hace falta me giro y no miro.

—Pero si ya me has visto en ropa interior, que más da que me vuelvas a ver así.—Le restó importancia.—Lo que me importa es tener que quedarme en ropa interior delante de estos desconocidos.

—¿Y os podéis girar cuando se desvista, le hago una foto y luego se vuelve a vestir?—Pregunté dirigiéndome a los policías.

Ellos se miraron y asintieron, luego se giraron mirando a la pared.

—No me agrada mucho la idea pero que se le va a hacer.—dijo para sus adentros.

—Pásame tu móvil.—dije.

—Haz la foto con el tuyo.—dijo de mal humor mientras se quitaba la sudadera.

Debajo de la sudadera llevaba un top blanco de mi hermana, pero sin duda a Mariam le quedaba mil veces mejor.

Lo siento aurora. Pensé.

—¿Quieres que tenga una foto tuya en sujetador?.—pregunté confuso.

—Me da bastante igual porque sé que no se la pasarás a nadie.—dijo tranquila.

Yo saqué mi móvil y esperé a que se quitara el top, quedándose en sujetador.

Llevaba el mismo que la noche anterior ya que no pudo pasar por su casa a buscar ropa.

—Ya, haz la foto, rápido.—dijo una vez se había quitado el top.

Una vez sonó el sonido de cuando haces una foto se volvió a poner la ropa.

—Ya está.—dijo.

Yo les enseñé la foto y la imprimieron para así el día del juzgado tenerlas de pruebas.

Le preguntaron pocas cosas más, una era si tenía cámaras en casa, para así sacar las grabaciones.

Ella contestó que no, pero en la calle sí que habían, así que podrían sacar las grabaciones de la noche anterior.

—Bueno, ya os podéis ir, estaremos en contacto con vosotros.—dijo uno de los dos policías.

—No os recomiendo visitar la zona de la casa.—dijo el otro policía.

—Gracias, que pasen buen día.—me despedí y salimos la chica y yo de la comisaría.

—Ahora vamos a comer y luego iremos a comprarte ropa.—avisé.

—¿Comprarme ropa para que?—preguntó.

—Para que te quedes un tiempo en mi casa durante un tiempo. No te vas a quedar en tu casa con tu hermano rondando por ahí.—contesté.

—Ya cogeré un hotel o algo, no me voy a quedar en tu casa como una ocupa.

—Te vas a quedar en mi casa y punto.—la obligue.

—Joder que pesadilla.—dijo para sus adentros.

—Que te he escuchado.—dije haciéndome el enfadado.

—Ups, se me ha escapado.—dijo ironizó.

Yo reí y ella también.

—Bueno, vamos.—dije caminando hacia mi coche.

Todo el camino en coche fue silencioso y lo que llevábamos de comida también.

No era incómodo, solo que no sabíamos de que hablar.

—¿Que ropa tendré que comprarte?—le pregunté.

Al menos si me iba a gastar dinero quería saber en que.

—Me lo voy a comprar yo.—dijo.

—No.—me negué.

—Me lo voy a pagar yo, Gavi, encima que me quedo de ocupa en tu casa me vas a tener que pagar la ropa, no quiero ser una aprovechada.

—No, no eres una aprovechada y lo voy a pagar yo quieras o no.—finalicé la discusión.

—Vale, pero yo me pago la ropa interior.—dijo y yo suspiré.

—Trato hecho.—dije dándole mi mano para que las estrechemos como hacen los empresarios.

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Voy a intentar escribir más y hacer los capítulos de unas 1000 palabras, que no me gusta hacerlos de 800 o 900, siento que se hacen cortos.

Un beso a todos y no os olvidéis de votar.

Chao pescao 🫶🏼

Cállame. - Pablo Gavi Where stories live. Discover now