11. Quedate porfavor.

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Estaba paseando por la calle mientras pensaba.

Ya habían pasado unos días de la comida.

Seguía sin saber nada sobre porque Pedri iba a ver a Mariam después de entrenar.

No me decían nada.

Eso me daba rabia, yo le contaba todo a Pedri y él no me decía nada.

A ver, entiendo que no me lo diga, el motivo por el que se supone que va con ella es un secreto que tienen entre los dos y como bien he dicho: es secreto.

Tampoco es que le insista demasiado, no lo quiero estresar.

Justo estaba pasando por al lado de una heladería, llena de niños pequeños.

Me puse mis gafas de sol, ya que solamente llevaba la capucha de la sudadera puesta.

Siendo sincero, no me gusta sacarme fotos con fans, siempre me acabo estresando.

No me gustaba que la gente me halagase todo el rato, también decían cosas que no eran verdad o simplemente venían las típicas niñas obsesionadas diciéndome que me amaban o cosas así y me incomodaba muchísimo.

Por desgracia, unos niños me reconocieron antes de ponerme las gafas, así que me las saqué y me hice una foto con ellos.

Este tipo de niños me caían bien, fueron amables, no me incomodaron en ningún momento y no me preguntaron por cosas sobre mi vida personal. Y eso lo agradecía. Siempre habían desgraciados que querían joder a la gente y empezaban a preguntarte por toda tu vida como si tuvieran derecho a opinar solamente por ser famoso.

Odiaba ser futbolista por esto. Era mi sueño y sigue siendolo, pero en algunos temas es una putada.

Decidí andar un poco más hasta llegar a unos bancos que estaban al lado de un supermercado.

Ahora estaba tranquilo, no había nada que me molestase.

En la calle donde me encontraba era una que no había casi nadie, estaba medio abandonada, daba un poco de mal rollo, pero el silencio que había se agradecía.

Literalmente, no se escuchaba casi nada.

Hasta que escuché un grito.

¿Que cojones?

¿Porque hay alguien gritando en este barrio?

Se escuchaban en un callejón que había en el otro lado del supermercado.

Me acerqué a ver que estaba pasando, yo tenia mucha fuerza, así que no era problema meterme en una pelea, sabía como defenderme.

Cuando llegue me encontré a un hombre de unos 50 años, acorralando a una chica en una pared, mientras el señor le tapaba la boca con una mano y con la otra la tenía dentro de la falda de la chica.

—¡Eh!.—llamé la atención del señor, pero este no me hizo caso y siguió con lo suyo.

Me acerqué al señor y le metí un puñetazo.

—¡Que cojones se te pasa por la puta cabeza, asqueroso de mierda!.—le grité al señor, el cual me devolvió el puñetazo bastante fuerte.

Cállame. - Pablo Gavi Where stories live. Discover now