17. Playa

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Me levanté, me quite la camiseta y los pantalones, luego me giré y le tendí la mano a Mariam para que se levantase.

—¿Que coño haces?.—preguntó secándose las lagrimas.

—Llevas la mayor parte que estamos aquí llorando, tienes que despejarte ¿y que hay mejor que bañarte en la playa en ropa interior a las 12 de la noche?

—No me voy a quitar la ropa delante tuyo.

—No jodas Mariam, como si no te hubiera visto en ropa interior.—rodé los ojos.

—Joder vale.

Se levantó para luego quitarse la camiseta y por último los pantalones, llevaba un conjunto de encaje de color negro. Estaba preciosa.

—No me mires tanto, me vas a desgastar.—bromeó.

—Joder...—murmuré.—Es que eres preciosa coño.—solté sin vergüenza.

Ella miro al suelo avergonzada y solamente murmuró un "Gracias".

Le tendí la mano para ir hacia el agua y esta vez si la aceptó, así que fuimos corriendo y nos metimos al agua.

—Hostia que fría está.—dije haciendo que ella riera.

—Un poco si.—dijo abrazándose a ella misma.

Luego se sumergió entera y yo hice lo mismo.

—Cojones así tengo más frío.—me quejé.

Ella soltó una leve risa temblorosa porque se estaba muriendo de frío.

—Voy a gritar para sacar toda mi ira de dentro, no te asustes.—avisó.

Yo asentí y ella pegó un grito.

Joder.

Me he quedado más sordo de lo que estaba.

—Hostia puta, que me dejas sordo chaval.—dije tapándome las orejas.

—Pruébalo.—me propuso.

—El que ¿gritar? Ni de coña, van a pensar que estamos matando a alguien.—dije.

—Inténtalo, te irá bien para desahogarte de toda la mierda de tu ex.

—Y tu que sabes si me va bien o no.—me quejé.

—¿A lo mejor porque mi trabajo es ser psicóloga? Hazme caso, te irá bien.

Grité, dándole un susto pero a los pocos segundos ella se unió a mi.

Parecíamos dos locos, pero lo estábamos pasando bien.

En ese momento éramos ella y yo contra el mundo.

Una vez acabamos de gritar nos metimos más adentro del mar, pero en un sitio donde aún tocábamos el fondo con los pies.

El agua le llegaba mas o menos por los pechos, haciendo que tenga la cabeza y los hombros fuera del agua.

Hubo un momento de silencio.

Ella estaba mirando la luna y la luz de esta le iluminaba todo su rostro, lo más bonito eran sus ojos verdes brillando por la luz de la luna, estaba preciosa, ojalá tuviera el móvil para hacerle una foto y quedarme viendo esto por toda mi vida. Pero bueno, me voy a tener que conformar con quedarme con el recuerdo.

—¿Porque siempre te me quedas mirando?.—preguntó inocente cuando se giró.

—Ya te lo he dicho antes.—dije avergonzado.

—No me acuerdo, ¿me lo repites?.—dijo de la misma manera que antes.

—Mariam, eres extremadamente guapa, joder ¿porque te iba a mirar sino?.—dije obvio.

—Pues no se, porque yo no creo eso.—contestó alzando los hombros.

—Pues crees mal, solo hay dos posibilidades de que pienses eso: tienes los espejos rotos en tu casa o no tienes espejos.—dije medio en serio medio bromeando.

Ella se acercó a mi y me abrazo, enrollando sus piernas en mi cadera y hundiendo su cara en el hueco de mi cuello. Yo la cogía por los muslos para que no se hundiera.

—Gracias por ayudarme a sentirme mejor cuando ves que estoy mal.—dijo en mi cuello, haciendo que se me erizara la piel.

—No es nada, tu siempre me tienes que aguantar ¿que mas puedo hacer?.—dije con una sonrisa, aunque no me pudiera ver la cara.

—Yo no conocía esta faceta tuya tan amable y cariñosa.—dijo separando su cabeza de mi para mirarme a los ojos.

—Ya has jodido el momento bonito.—dije rodando los ojos.

—Perdón, perdón,—dijo riendo.—Pero me es difícil ignorarlo porque siempre eres muy seco.

Lo dijo con una gran sonrisa en la cara.

—Me gusta que no seas así, al menos en algunos momentos.—dijo ensanchando aún más su sonrisa.

—Joder, eres demasiado guapa cojones.—dije sin vergüenza alguna.

—Nadie diría que no te abres con nadie.—dijo.

Los dos reímos.

—Mejor vayamos saliendo del agua, vamos a resfriarnos.—dije.

—Dime que no has sacado toda la ropa que llevas siempre en el maletero del coche.—dijo temblando por el frío que tenía.

—Mierda, justo la saqué ayer haciendo limpieza.—dije intentando no ponerme a reír.

—Joder, que no quiero entrar a mi casa y mojar todo.—dijo preocupada.

Me empecé a reír por su reacción.

—No me jodas que era broma, yo no estoy para bromas a estas horas.—dijo enfadada.

—Que era broma, no te enfades.—dije pasando un brazo por sus hombros, abrazándola de lado.—Ahora nos ponemos la ropa de antes para que nos absorba un poco el agua y luego nos ponemos la seca.

—Vale. Voy a tener que decirle a tu hermana que gracias por tener ropa en tu coche, porque si seguimos así la voy a usar toda.—bromeó.

—Si seguimos así te voy a tener que ir a comprar yo ropa a ti y dejarla aquí para que la uses.—dije sin bromear.

No iba en broma, tampoco me molestaba tener que comprarle ropa, tengo dinero de sobra y siempre acaba usando la que tengo yo en el coche, encima así una excusa más para verla, ¿no?

Nos pusimos la ropa que habíamos llevado para la cena, cogimos la toalla y el móvil y nos fuimos hasta el coche.

Abrí el maletero y Mariam cogió ropa mía en vez de la de mi hermana.

Yo la miré extrañado y hablé.

—La ropa de mi hermana es la del otro lado, por si no te acuerdas.

—Lo se, pero tengo que marcar territorio, ¿no?.—bromeó.—En verdad es porque así la uso de pijama luego y no me tengo que cambiar.

Los dos reímos, no era mala estrategia, encima eran las 1:30 de la mañana con la broma.

Yo también cogí ropa y nos pusimos la ropa ahí mismo.

Cuando acabamos nos montamos en el coche y conducí hasta su casa.


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Hola corazones, perdón por tardar tanto en subir vídeo, mis gatos se habían cargado el cable de mi móvil y no quería usarlo hasta tener uno nuevo.

MUCHAS GRACIAS A TODOS POR LOS MIL LEIDOS😭🫶🏼.

Creo que es el capítulo con más diálogo que he hecho.

Si os ha gustado el capítulo no os olvidéis de votar.

Chao pescao mis amores 🫶🏼🫶🏼.

Cállame. - Pablo Gavi Where stories live. Discover now