6. Lo siento

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Habían pasado un par de días desde que decidí empezar contarle mis problemas a Mariam.

Tampoco le había dicho mucha cosa más.

Solo le conté cosas sobre Ada.

No le conté nada muy personal, solo me desahogaba.

Ella siempre me respondía lo mismo:—Tienes que darte cuenta de que ella no valía la pena y no sirve de nada seguir recordando lo que viviste con ella. Solo te hace daño.—Decía siempre.

Como la odiaba.

Me caía demasiado mal, siempre insistiendo que le conteste.

¿Es su trabajo? si, pero si no quiero responder que se joda.

¿Pero sabéis que es de las cosas que más odiaba de ella?

Lo bien que se llevaba con Pedri.

Se pasaban todo el rato que podían hablando.

Hoy Pedri me había propuesto ir de fiesta.

Yo acepté, quería salir de casa.

Me había pasado día tras otro dentro de casa sin salir.

Sin comer apenas.

Sin dormir.

Sin divertirme.

Estos últimos días había mejorado mi estado, pero aún se me seguía cerrando el apetito cuando la recordaba o cuando me iba a dormir seguía pensando en ella y no podía dormirme.

Me preparé para ir a la discoteca que solíamos ir de vez en cuando. Era una discoteca bastante pija, no podía entrar cualquiera y tenía límite de gente para que no sea tan agobiante. En verdad siempre veníamos aquí por mi culpa ya que me agobio muy rápido.

Me duché y cuando acabé me vestí. Me puse unos pantalones anchos negros, y una camiseta de manga corta blanca, luego me puse una chaqueta tejana -también de color negro- por encima de la camiseta.

Cogí todo lo necesario y le envié un mensaje a Pedri de que ya estaba preparado.

Me dejó en visto, así que supuse que estaría conduciendo.

Pocos minutos después, sonó el claxon de un coche.

Pedri acababa de llegar.

Salí de casa y fui directo a la puerta del copiloto sin mirar quien había dentro.

Abro la puerta y me encontré que estaba Mariam sentada en mi sitio de siempre.

—Ya puedes estar cambiándote de sitio.—dije sin mirarle a la cara.

—No.—me respondió.

¿Y esta de que va?

Que encima que viene sin yo saberlo se sienta en mi sitio.

¿Estamos locos?

Yo flipo con esta tia.

—Joder lo que me toca hoy.—murmuré para mis adentros.

Ella me solamente me ignoró.

Me fui a la parte trasera y me senté.

En el coche solo hablaban ellos dos, yo estaba totalmente callado haciendo que miraba el móvil pero en verdad estaba escuchando la conversación.

Hablaban de la vida, no se podía especificar algún tema ya que iban cambiando.

Llegamos después de un rato que se me hizo eterno.

Al entrar nos encontramos con más chicos del equipo afuera esperándonos para poder entrar.

Fuimos a la entrada, saludé a los guardias porque ya nos conocían de todas las otras veces que hemos venido y luego entramos.

Cállame. - Pablo Gavi Where stories live. Discover now