(XXII) Coliseo

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Aún así, Tigresa no se dejó intimidar. Sin importar los reflejos de luz de las armas de los cientos de adversarios que ocasionalmente encandilaban su rostro. Mantuvo su mirada firme hacia aquel que tenía al frente; el supuesto líder de los moradores.

Tigresa: - Te haré pagar por todo el sufrimientos que has causado. - Dijo con voz amenazante.

El líder bandido ocultaba bien su rostro bajo la capucha, pero tras el comentario de la maestra no pudo evitar dejar salir una maquiavélica risa que extendió a duras penas entre sus seguidores. Y tras cinco incómodos segundos, este se quitó la capucha y mostró su rostro.

Tigresa no podía creerlo, o más bien, no podía aceptarlos. Aquel que se alzaba como líder de los moradores resultó ser nada más y nada menos que el capitán Chao. Su gran cabeza de dragón de komodo era imponente, ahora complementada con una horrenda quemadura que abarcaba gran parte de su rostro desde la ceja hasta el mentón, con la pupila y el iris del ojo derecho de un color blanquecino, lo cual mostraba que evidentemente estaba ciego. Pero su ojo bueno mostraba un odio irracional hacia la maestra.

Chao: - ¿¡Qué ocurre, maestra Tigresa!? ¿¡No estás feliz de verme!? - Le gritaba con frenética voz desde la distancia. - ¡Porque no puedes imaginar lo feliz que yo me siento de tenerte como mi invitada! ¡Aquí! ¡En mi verdadera casa! -

Tigresa: - ¡Eres un monstruo! ¿¡Cómo pudiste destruir la vida de aquellos que viven en Gongmen!? -

Chao: - ¿¡De quién!? ¿¡Te refieres a esa chusma que vive en los barrios bajos!? ¡Ellos jamás podrían haberme importado menos! - Las palabras del reptil enfurecían cada vez más a Tigresa. - ¡Pero hay algo en lo que tienes razón! ¡Gracias a ti ahora soy un monstruo! - Dijo mientras señalaba la horrenda cicatriz sobre su rostro. - Así que... permíteme devolverte el favor. -

Con un chasquido de los dedos de Chao, enormes muros de madera y bambú cayeron sobre las calles que colindaban con la plaza. Sobre los muros, descansaban cientos de lobos remanentes del ejército de Shen y le impedían la posibilidad de escapar. Sólo cuando Tigresa pudo ver alrededor y percatarse de la forma circular de la plaza pudo entenderlos todo. Esa zona era un coliseo. Una trampa perfecta en la que había caído.

Chao se acercó al borde del muro y retiró su capucha, revelando una imponente armadura negra con detalles grotescos en rojo. Tigresa no podía definirlos con claridad, pero desde la distancia parecían estar hechos con sangre.

Chao: - La verdad Hubiese sido más fácil ejecutarte con las nuevas armas de fuego. Pero eso sería demasiado aburrido. Quiero hacerte pagar lo que me hiciste Y para eso te desmembraré viva. -

Dos de los lacayos se acercaron cargando una enorme espada Dadao. El arma era enorme, lo suficientemente pesada como para que los lacayos pudiesen a duras penas con su peso y el de la funda añadida. Sin embargo, Chao la tomó con la mano derecha como si se tratase de un palo escuálido de bambú. Su empuñadura era tan grande que podía ser agarrada por dos enormes manos, y la guarda era un disco tallado de bronce. El reptil retiró la funda, mostrando una afilada hoja con varios detalles, y al dejarla caer, la funda de metal y cuero resonó con fuerza en el silencio del lugar.

Chao dio un leve brinco, y cayó con fuerza sobre el suelo de la arena desde más de tres metros de altura. El impacto había sacudido el piso, e incluso provocó que el suelo de piedra se agrietara bajo sus pies, pero el imponente dragón de komodo se levantó como si nada con su armadura negra y su mortal espada. Con una sonrisa macabra comenzó a caminar hacia Tigresa, quién estaba en guardia, dudosa si realmente podía acabar con ese monstruo.

Tigresa tampoco estaba en la mejor de sus condiciones. La herida sobre su pierna derecha le impediría hacer movimientos bruscos o esquivar correctamente. Incluso consideraba que el hecho de haber venido aún herida fue una imprudencia. Pero Tigresa confiaba en sus habilidades para derrotarlo, pensando que tan grande y pesado ser, debería de ser muy lento... No podía estar más equivocada.

Kung Fu Panda Fanfic - La Sombra de la Ciudad de GongmenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora