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EunJi abrazó con fuerza a SeokJin como si su vida dependiera de ello, los dos adultos no habían vuelto a hablar desde lo que había sucedido en el apartamento del ídolo pero había llegado el día en que la menor había sido dada de alta del hospital. Manteniendo la incertidumbre sobre el futuro, SeokJin no dudo ni un segundo en ir a despedirse de la niña.

— EunJi-ah, papá te ama pero por el momento debes ir con mamá y cuidarla mucho ¿sí? — los ojos de EunJi se cristalizaron y escondió su rostro en el cuello de Jin— No vayas a tomar un tren si quieres verme puede ser peligroso, cada que quieras que te visite puedes llamarme al número que anote en tu libreta ¿de acuerdo?

— ¿Qué va a suceder con Kookie Oppa? — murmuró la menor haciendo a SeokJin reír, en verdad que el menor del grupo se había convertido en el primer amor de EunJi.

— Él va a estar bien, me encargaré de cuidarlo hasta que vuelvas

SeokJin notó a lo lejos como Amaya hablaba con alguien que él no conocía pero ella parecía estar muy feliz mientras hablaba con él, después de unos minutos ambos entraron a la habitación de EunJi.

— Satou, no te preocupes por lo del pago me encargue de eso — SeokJin habló en voz baja para que solo ella pudiera escuchar.

— Gracias Seok — Amaya puso su mano en la espalda de EunJi— Jinnie, adivina quien vino a recogernos — La niña no respondió probando una vez más la paciencia de su madre— Es Hyu 

— Quiero quedarme con papá — Amaya suspiro pesadamente— ¿Por qué no podemos quedarnos con papá? Yo no quiero ir con Hyu, quiero vivir con papá

— Kim EunJi — El tono de voz de Amaya se elevo y SeokJin se asusto un poco— Deja de comportarte así

La menor bajo de los brazos de su padre y con la mirada baja tomo la mano de Amaya, mientras ellas abandonaban la habitación, el corazón de SeokJin se iba destrozando poco a poco. Sus ojos empezaron a picar amenazando con empezar a llorar, no quería dejarlas ir, quería apegarse a ellas como si fuera pegamento.

— ¡Satou, espera! — SeokJin fue detrás de ella, sin importarle llamar la atención de las personas— Hablemos, solo cinco minutos ¿si? 

— Iré por un helado con Jinnie — La mirada juzgona de SeokJin no pudo ocultarse al mirar al hombre desconocido que se llevaba a su hija.

— Deja de mirar así a Hyungshik, ¿qué necesitas SeokJin?

— ¿Qué necesitas para quedarte aquí Amaya? Sólo dime que es lo que quieres y te lo conseguire, no importa lo que me pidas — Jin tomo la mano se la chica— ¿Qué necesito hacer para que te quedes?

— Yo... — Amaya no pudo sostener la mirada de Jin— Quiero quedarme, pero si me quedo cerca tuyo solo te causaré problemas como siempre lo he hecho.

La mirada de la chica estaba puesta afuera del salón de clases, el aburrimiento la había invadido a la mitad de la clase y no pudo escapar de el desde entonces

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La mirada de la chica estaba puesta afuera del salón de clases, el aburrimiento la había invadido a la mitad de la clase y no pudo escapar de el desde entonces.

— Kim, vaya a dejar esto al profesor de gimnasia por favor — Amaya se levantó para tomar unas carpetas que le estaba dando su profesora de literatura, aquella mujer era la única que usaba el apellido de su padre para llamarla.

Caminar hasta el salón de gimnasia era lo que todos los estudiantes odiaban, quedaba en el edificio de abajo junto con la cancha y la piscina. Sintiéndose cansada, empujó la puerta del gimnasio viendo como la mayoría  los alumnos corrían de un lado a otro, avanzo rápidamente hasta el profesor de gimnasia para evitar recibir un golpe.
— La profesora Lee le envía esto — sus ojos notaron a SeokJin correr por la cancha, el cabello de él estaba tan largo que podía notar como lo había amarrado en una media coleta

— Gracias Satou

Amaya hizo una pequeña reverencia antes de empezar a caminar de vuelta a su salón; un fuerte empujón la hizo caer sobre el piso del gimnasio, había puesto su mano en un intento de no sentir tanto la caída sin embargo el dolor en su muñeca había aparecido.

— ¡Maya! — SeokJin corrió hacía ella, su mirada estaba llena de preocupación— ¿Estás bien? ¿Te duele algo?

— Mi muñeca... — Los ojos de Amaya se llenaron de lágrimas al instante— Mi prueba de admisión es la próxima semana...

SeokJin ayudó a Amaya a levantarse sin decir mucho ambos se dirigieron a enfermería en donde le indicaron que debía ir al hospital después de clases. Sin embargo, el mundo se le cayó a pedazos a la adolescente al recibir al diagnóstico.

— ¿Qué te pasa calabaza? — SeokJin asomo su rostro por la habitación de Amaya quien estaba acostada con su muñeca derecha enyesada.

— Deja de joderme Seok

— Hey, así no tratas a alguien que te gusta — una almohada aterrizó sobre su pecho con poca fuerza.

— ¡He dicho que no quiero verte! ¡Así que deja de joderme por una puta vez en la vida! — El rostro de SeokJin se volvió serio, entró a la habitación sin decir nada y se sentó a la par de la chica.

— Satou, deja de comportarte así y sal ya de la habitación. No puedes seguir así

— ¿En qué te afecta a ti? Yo soy la que no podrá ingresar a la universidad.

— Puedes esperar un año más para entrar a la escuela de artes, vas a estar bien, no vas a perder tu toque

— ¿Y mientras tanto que? ¿Estaré de perezosa en mi casa todo el maldito día?

— Puedes tener otras actividades, no lo sé, ¿Yoga? ¿Cocina? ¿Mira a los Idols durante toda la mañana? — SeokJin aparto algunos cabellos del rostro de Amaya— Ni siquiera vas a sentir el tiempo y pronto estarás en esa escuela de artes que tanto quieres

Las cosas pequeñas pueden afectar en grande el futuro, como un pequeño aleteo de las alas de una mariposa que pueden crear una tormenta. Después de la recuperación de su muñeca, Amaya nunca entró a la escuela de artes.

1,2,3... Testing LoveWhere stories live. Discover now