IV

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Se levanta temprano, ya que tiene que ir a las carnicerías mientras su esposo continúa en casa de su madre. Entra a una habitación vacía que solo tiene una cuna en el centro. Toca la madera blanca de la cuna, donde están dibujados un oso y un pato abrazándose en la cabecera. Alrededor de ellos hay ardillas, mariposas, árboles y un sol sonriente. No hay nubes ni humanos en el dibujo. Esa cuna fue la suya y también la de su hijo. Ya no se venden productos con animales tiernos e inocentes, se han reemplazado por barcos, flores, hadas y duendes. Sabe que debe sacar la cuna, destrozarla y quemarla antes de que su esposa regrese, pero no puede hacerlo.

Mientras está tomando vino, escucha la bocina de un camión en la entrada de su casa. Se asoma por la ventana y ve las letras rojas que dicen "Navis". Su casa está relativamente aislada, con los vecinos más cercanos viviendo a dos kilómetros de distancia. Para llegar a su casa, es necesario abrir la tranquera, que él creía haber cerrado con candado, y recorrer un camino rodeado de eucaliptos. Le sorprende no haber escuchado el motor del camión ni haber visto una nube de polvo. Antes solía tener perros que corrían hacia los autos y ladraban. La ausencia de los animales ha dejado un silencio opresivo y mudo.

Cuando escucha la bocina, se sobresalta y suelta el vino, manchandose en el proceso. Alguien aplaude y grita su nombre.

—Buenas. ¿Señor Lee? ¿Lee Jeno?

—Buenas, sí, soy yo.

—Le traigo un regalo de Jaehyun. ¿Me firma?

Él firma sin pensar qué está firmando. El hombre le entrega un sobre y después va al camión. Abre la puerta de atrás, entra y saca una hembra.

—¿Qué es esto?

—Una hembra PGP.

—Llévesela, ¿quiere? Ahora.

El hombre se queda parado, sintiéndose desconcertado. No sabe cómo reaccionar frente a lo que acaba de suceder. Nadie en su sano juicio sería capaz de rechazar un regalo tan valioso. La venta de esa hembra podría significar una pequeña fortuna para él. Incierto sobre qué hacer a continuación, tira de la soga que está atada al cuello de la hembra, como si buscara encontrar alguna solución. La hembra se mueve con sumisión, aparentemente resignada a su destino.

El hombre se siente atrapado entre la presión de Jae y su propia moralidad. Sabe que si lleva de vuelta a la hembra, Jaehyun podría tomar represalias en su contra. Decidido a escapar de esa situación, ajusta la soga alrededor del cuello de la hembra y le entrega el otro extremo a Jeno. Incapaz de tomarla por sí mismo, el hombre lanza la soga al suelo, da unos pasos rápidos hacia el camión y arranca, dejando atrás la escena.

delicioso cadáver - nominWhere stories live. Discover now