XIII

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Les hace un gesto para que lo sigan y se dirigen a la sala de tripería. Mientras caminan lentamente, les comenta que el producto se utiliza casi en su totalidad y que prácticamente nada se desperdicia. El otro se detiene a observar cómo un operario repasa los cadáveres que han sido pelados con un soplete, preparándolos para la evisceración.

Antes de llegar a la sala de tripería, pasan por el cuarto de despiece. Todas las salas están conectadas a través de un riel que mueve los cuerpos para que pasen por cada una de las etapas del proceso. A través de las ventanas alargadas, pueden ver cómo a la hembra que Ten aturdió le cortan la cabeza y las extremidades con una sierra.

Se quedan parados, observando.

Un operario toma la cabeza y la lleva a otra mesa, donde extrae los ojos y los coloca en una bandeja con un letrero que dice "Ojos". Luego, abre la boca y corta la lengua, depositándola en una bandeja con un letrero que dice "Lenguas". A continuación, corta las orejas y las coloca en una bandeja con un letrero que dice "Orejas". El operario toma un punzón y un mazo, y con cuidado golpea la parte inferior de la cabeza hasta romper un fragmento del cráneo. Con cuidado, extrae el cerebro y lo coloca en una bandeja con un letrero que dice "Cerebros".

La cabeza, ahora vacía, se coloca en hielo en un cajón etiquetado como "Cabezas".

"¿Qué hacen con las cabezas?", pregunta el otro con cierta excitación contenida. Él responde de manera automática: "Tienen muchos usos. Uno de ellos es enviarlas a distintas provincias donde se preparan 'cabeza al pozo' o 'cabezas guateadas'". El individuo más alto aclara: "No las he probado, pero dicen que son muy sabrosas. Tienen poca carne, son económicas y, si las preparan correctamente, son deliciosas".

Mientras tanto, otro operario ha recolectado las manos y los pies, los ha limpiado y los ha guardado en cajones etiquetados adecuadamente. Los brazos y las piernas se venden junto con las reses a las carnicerías. Él explica que todos los productos son lavados y revisados por inspectores antes de ser refrigerados. Señala a un hombre vestido como los demás operarios, pero con una carpeta en la que anota datos y un sello de certificación que utiliza ocasionalmente.

La hembra que Ten aturdió ha sido desollada y ahora es irreconocible. Sin piel ni extremidades, está en proceso de convertirse en una res. Observan cómo un operario levanta la piel que ha sido retirada por una máquina y la estira cuidadosamente en largos cajones.

Continúan caminando. Las ventanas alargadas ahora dan a la sala intermedia o de despiece. Los cuerpos desollados se desplazan a lo largo de los rieles. Los operarios realizan un corte preciso desde el pubis hasta el plexo solar. El individuo más alto pregunta por qué hay dos operarios por cada cuerpo. Él explica que uno realiza el corte y el otro cose el ano para evitar cualquier expulsión que pueda contaminar el producto. El otro individuo se ríe y comenta: "No me gustaría tener ese trabajo". Él piensa que ni siquiera ese trabajo le daría. El individuo más alto también se está cansando del otro y lo mira con desprecio.

Los intestinos, estómagos y páncreas caen sobre una mesa de acero inoxidable y son llevados a la sala de tripería por los empleados.

Los cuerpos abiertos siguen su trayecto en los rieles. En otra mesa, un operario realiza cortes en la cavidad superior. Extrae los riñones, el hígado, separa las costillas, corta el corazón, el esófago y los pulmones.

Caminan hacia la sala de tripería. Observan mesas de acero inoxidable con tubos por los que sale agua, y en ellas se encuentran las vísceras blancas. Los operarios las manipulan y las vísceras resbalan en el agua, creando la imagen de un mar en ebullición lenta, moviéndose a su propio ritmo. Los empleados las examinan, limpian, destapan, desmontan, califican, cortan, calibran y las guardan.

Ellos presencian cómo los operarios levantan las tripas y las cubren con capas de sal para almacenarlas en cajones. Observan cómo se eliminan los bordes de la grasa mesentérica. Ven cómo se inyecta aire comprimido en las tripas para revisar si hay perforaciones. Observan cómo se lavan los estómagos y se cortan para eliminar un contenido amorfo, de color entre marrón y verde, que se descarta. También ven cómo se limpian esos estómagos vacíos y rotos, se secan, se reducen, se cortan en tiras y se comprimen para convertirse en algo similar a una esponja comestible.

En otra sala más pequeña, ven las vísceras rojas colgadas de ganchos. Son examinadas, lavadas, certificadas y guardadas.

Él siempre se pregunta cómo sería dedicarse la mayor parte del día a guardar corazones humanos en una caja. ¿En qué pensarán esos operarios? ¿Son conscientes de que lo que tienen en sus manos latía hace apenas unos momentos? ¿Les importa? Y luego piensa que él también dedica gran parte de su vida a supervisar cómo un grupo de personas, bajo sus órdenes, degüella, eviscera y corta a mujeres y hombres con la mayor naturalidad. Uno puede acostumbrarse a casi cualquier cosa, excepto a la muerte de un hijo.

Se pregunta cuántas cabezas deben matar al mes para poder pagar el geriátrico de su padre. ¿Cuántos seres humanos deben ser sacrificados para que él olvide cómo acostó a Hyunjae en la cuna, lo arropó, le cantó una canción y al día siguiente amaneció muerto? ¿Cuántos corazones deben ser guardados en cajas para que el dolor se transforme en algo más? Sin embargo, intuye que el dolor es lo único que lo mantiene con vida.

Sin la tristeza, no le queda nada.

delicioso cadáver - nominOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz