XVI

9 2 5
                                    

Al darse cuenta de que la llamada proviene de su suegra, pero la voz al otro lado de la línea no es la de su esposa, sino la de su hijo Renjun, su corazón se acelera y una sensación de preocupación se apodera de él. Sin haber visto la pantalla del teléfono, intuye que algo no está bien.

Con cautela, responde a la llamada y saluda con un "Hola, Irene", utilizando el nombre de su suegra. Sin embargo, el silencio pesado y tenso del otro lado confirma sus temores: es Renjun quien está al otro lado de la línea.

La incertidumbre y la preocupación aumentan en su interior, ya que percibe que esta llamada no trae buenas noticias. Se prepara para escuchar lo que su hija tiene que decir y espera con aprehensión las palabras que saldrán de su boca.

—Hola, Jeno.

Es la primera vez que lo llama desde que se fue a lo de la madre. Lo ve demacrado.

—Hola.

Sabe que va a ser una conversación difícil. Le da otra pitada al cigarrillo.

—¿Cómo estás?

—Acá en el frigorífico. ¿Vos?

Renjun tarda en responder, tarda mucho.

—Sí, veo que estás ahí.

Pero no está mirando la pantalla. Se queda callado unos segundos y sin
mirarlo a los ojos le dice:

—Mal, sigo mal. No creo que pueda volver todavía.

—¿Por qué no dejás que te visite?

—Necesito estar solo.

—Te extraño.

Las palabras son un agujero negro, un agujero que absorbe cualquier sonido,
cualquier partícula, cualquier respiración. Renjun no le contesta. Jeno le dice:

—A mí también me pasó. Yo también lo perdí.

Renjun llora en silencio. Tapa la pantalla con una mano y él escucha cómo él susurra «no puedo más». Hay un abismo, una caída libre con aristas. Renjub le pasa el teléfono a la madre.

—Hola, Jeno. Está muy mal, perdonalo.

—Sí, Irene, está bien.

—Te mando un beso. Ya va a estar mejor.

Y cortan.

Mientras se encuentra sentado en la zona de descanso, observando las copas de los árboles y disfrutando del alivio que le brinda el viento, su mente comienza a vagar por los recuerdos de su relación con Renjun y los desafíos que han enfrentado juntos.

Un recuerdo en particular se destaca: el momento en el que comenzaron el tratamiento de fertilidad. Rememora la medicación almacenada en la heladera, con la cadena de frío intacta, y cómo ambos se mostraban esperanzados a pesar de la deuda que habían contraído para costearlo.

La imagen de darle la primera inyección a Renjun resurge en su mente. A pesar de que su mano temblaba por el miedo de causarle dolor, ella lo alentaba con amor y confianza. Aunque la inyección causó molestia, ella la disimuló con una sonrisa, ya que era el inicio de un camino lleno de posibilidades y un futuro esperanzador.

Las palabras de Renjun, llenas de ilusión y esperanza, le traen a la mente un sentimiento de alegría y conexión profunda. Recuerda cómo ella expresaba sus deseos de que sus hijos tuvieran características de ambos, combinando lo mejor de cada uno en una futura generación. En esos momentos, las preocupaciones y los desafíos de su entorno parecían desvanecerse, reemplazados por la belleza y la promesa de un futuro compartido.

El recuerdo de su historia de amor y el deseo de formar una familia juntos lo reconforta y le da fuerzas para enfrentar los momentos difíciles que se avecinan.

Jeno rememora el momento impactante en el que Renjun descubrió los resultados del estudio de la hormona antimulleriana. Él se sorprendió y confundió al ver un número bajo que indicaba su fertilidad limitada, a pesar de su juventud. A pesar de la angustia, el protagonista intentó consolarla y mantener la esperanza.

A lo largo de su historia, lucharon contra los desafíos de la infertilidad, sometiéndose a numerosos tratamientos y procedimientos médicos. Experimentaron emociones intensas, frustración y decepción al no lograr el embarazo deseado. Consideraron opciones alternativas como la adopción y enfrentaron dificultades financieras, lo que generó estrés adicional.

A pesar de todo, hubo momentos de esperanza y felicidad, como la comprensión de que la maternidad no se limita a la genética y la experiencia de embarazo y nacimiento. Sin embargo, la historia también estuvo marcada por la tragedia y la pérdida, lo que dejó una profunda huella en su viaje hacia la formación de una familia.

delicioso cadáver - nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora