XII

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Abandonan la sala de descanso. Les informa que se dirigirán hacia la área designada para el sacrificio.
"¿Vamos a entrar?" pregunta el otro. Él le dirige una mirada seria y le responde: "No, no vamos a ingresar debido a que, como ya te expliqué, no llevamos el equipo necesario". El otro baja la mirada hacia el suelo sin responder. Mete impacientemente las manos en los bolsillos de su pantalón. Sospecha que el otro podría ser un impostor. De vez en cuando aparecen personas que pretenden ser candidatos solo para presenciar la matanza. Son personas que disfrutan del proceso, lo ven como una mera curiosidad, un suceso pintoresco que agregan a sus vidas. Piensa que son individuos que carecen del coraje necesario para aceptar y asumir el peso de esa labor.

Caminan por un pasillo que cuenta con una ventana alargada que da directamente hacia la sala de degüello. Los trabajadores visten de blanco en la sala de blancura. Sin embargo, la aparente pulcritud está manchada con grandes cantidades de sangre que caen en la cuba de desangrado y salpican las paredes, los trajes, el suelo y las manos.

Las cabezas son transportadas a través de un riel automático. Hay tres cuerpos suspendidos boca abajo. Uno de ellos ya ha sido degollado, mientras que los otros dos esperan su turno. Uno de esos cuerpos es la hembra que Ten acaba de aturdir. El operario presiona un botón y el cuerpo que ya se ha desangrado sigue su curso por el riel, mientras que el otro cuerpo se coloca encima de la cuba. Con un movimiento rápido, el operario le corta el cuello. El cuerpo tiembla ligeramente. La sangre cae en la cuba, salpicando el delantal, los pantalones y las botas.

El otro cuestiona qué hacen con la sangre. Sin embargo, él decide ignorar la pregunta y no le responde. El individuo más alto comenta: "La utilizan para fabricar fertilizantes". Él lo observa y el más alto le sonríe, mencionando que su padre trabajó durante poco tiempo en un matadero de antaño, y le compartió algunas cosas. Al decir "de los de antes", baja la cabeza y su tono de voz, como si sintiera tristeza o resignación. Él responde que la sangre de vaca se usaba para producir fertilizantes, pero no aclara cuáles son los otros usos de esa sangre.

El otro comenta: "Y también para hacer deliciosas morcillas, ¿no es cierto?". Él lo mira intensamente sin responder.

El operario se distrae al entablar una conversación con otro empleado.

Él se percató de que el operario estaba tomando demasiado tiempo. La hembra, a la que Ten había aturdido previamente, comienza a moverse. Sin embargo, el operario no la nota. La hembra se sacude lentamente al principio, pero luego con mayor fuerza. Su movimiento es tan violento que logra liberar sus pies de las correas que estaban flojas. Cae al suelo con un impacto seco. Tiembla en el suelo, y su piel blanca se mancha con la sangre de aquellos que fueron degollados antes que ella. La hembra levanta un brazo, intentando ponerse de pie. En ese momento, el operario se voltea y la observa con indiferencia. Toma una pistola con perno cautivo y le dispara en la frente, haciendo que caiga nuevamente. Luego, la vuelve a colgar.

El otro se acerca a la ventana y observa la escena con una ligera sonrisa. El individuo más alto se cubre la boca.

Él golpea el cristal y el operario se sobresalta, ya que no lo había visto y sabe que su descuido puede costarle el trabajo. Le hace una señal para que salga. El operario solicita ser reemplazado y sale de la sala.

Él lo saluda por su nombre y le advierte que lo sucedido no puede repetirse. Le dice que la carne que murió con miedo tendrá un sabor desagradable. Además, le recrimina que su tardanza arruinó el trabajo de Ten. El operario baja la mirada al suelo y se disculpa, prometiendo que no volverá a suceder. Él le informa que, hasta nuevo aviso, deberá dirigirse a la sala de tripería. El operario no puede ocultar una expresión de repugnancia, pero asiente en señal de conformidad.

La hembra que Ten aturdió ya está en proceso de desangrado, mientras que otra espera su turno para ser degollada.

El individuo más alto se agacha, quedando en cuclillas mientras se agarra la cabeza con las manos. Él le da palmadas en la espalda y le pregunta si está bien. El más alto no responde, simplemente hace un gesto pidiendo un minuto de tiempo. El otro continúa mirando, fascinado, sin darse cuenta de lo que está sucediendo. Finalmente, el más alto se levanta. Su rostro está pálido y tiene gotas de sudor en la frente. Se recupera y sigue observando.

Observan cómo el cuerpo sin sangre de la hembra se desplaza a lo largo del riel hasta que un operario suelta las correas de los pies y el cuerpo cae en un tanque de escalde junto a otros cadáveres que flotan en agua hirviendo. Otro empleado los sumerge con un palo y los mueve. El más alto pregunta si al sumergirlos, los pulmones no se llenan de agua contaminada. Él piensa para sí mismo: "Un tipo inteligente". Le explica que sí, se utiliza poca agua debido a que ya no respiran, pero menciona que la próxima inversión del matadero será adquirir una máquina de escaldado por aspersión. "En esas máquinas, el proceso de escaldado es individual y vertical", aclara.

El operario coloca uno de los cuerpos flotantes en la rejilla de carga, que se levanta y lo arroja a la cuba de escaldado. El cuerpo comienza a girar mientras un conjunto de rodillos con paletas lo despoja del pelo. A él le sigue impresionando presenciar esa etapa del proceso. Los cuerpos giran a gran velocidad, pareciera como si estuvieran ejecutando una danza extraña y enigmática.

delicioso cadáver - nominWhere stories live. Discover now