Capitulo 36

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Me bebo el café mientras que escucho y analizó la conversación que estoy escuchando, parece ser fructífera en algunos aspectos, aunque en el ambiente no se disipa esa tensión constante que surge de ambos bandos.

Nunca me lo hubiera esperado ver a dos enemigos cooperar para alcanzar algo común sin intentar matarse en ningún momento, siendo totalmente profesionales a pesar de las circunstancias.

Pero también se que todo se está dando porque mi amado padre sabe cómo tratar la situación y reaccionar en todo momento, sabe guardar la compostura ante sus enemigos, eso es lo que hace que todo vaya realmente bien.

Lleva demasiado tiempo siendo el jefe de una de las organizaciones que siempre ha estado en un alto nivel, por su astucia y inteligencia, por saber moverse al compás con todo el mundo, sin desvelar en ningún momento sus verdaderas intenciones, algo que me hace admirarlo aún más.

Algunas rasgos míos son muy parecidos a los de él, aunque la mayoría de veces me dejó llevar por impulsos muy diferente a lo que él está proyectando ahora mismo, pero ahora estoy intentando controlarlos y empezar a construir la tranquilidad que el siempre me transmite, aunque se que no tendré mucho éxito.

Me recuesto en la silla de mi padre con paciencia ya duelen menos las heridas y puedo apoyar mi espalda levemente en la silla, aunque aún así mi cuerpo sigue recuperándose.

La tela de la camiseta que llevo, roza mi espalda y hace que me muerda el labio levemente al sentir como una de mis heridas todavía fresca empieza arder mucho más que antes, la espalda es lo que más le está costando recuperarse, algunas heridas todavía yacen abiertas en ella, pero puedo soportar el dolor en ella por el momento.

No puedo esperar que todo vaya tan rápido, solo han pasado cuatro días desde que desperté y me encuentro así, parte de mi cuerpo ha sido recuperado, tengo movilidad aunque sigo marcada por cualquier lado que me mires, pero aún así puedo decir que de esta me voy a recuperar, tardaré pero lo haré como siempre lo he hecho.

Suspiro mientras que vuelvo a tomar otro sorbo, mientras que miro hacia los hombres de mi padre, como siempre empaquetando armas, con agilidad y perfección.

Un nuevo cargamento está noche cruzará la frontera y se dirigirá a Alemania, más de ciento noventa billones van en armas y munición, eso lo que quiero decir que es un envío bastante importante, de esos que solo salen de esta base cada cierto tiempo, y en los que mi padre se juega demasiado.

Puede salir todo mal está vez, estamos en mitad de una guerra y encima la policía detrás nuestra, pero aún así mi padre sabe que debe enviarlo.

No podemos dejar a uno de los mejores clientes que tiene sin mercancía, así que debe correr el riesgo y confiar en que esta vez salga como las otras anteriores, totalmente perfecto.

Veo como todos se apuran para salir a tiempo, mi mirada se pasea por tu la base de la mafia negra, hasta que doy con una persona que no ha dejado de mirarme en toda la noche, he sentido su mirada en mi a cada instante, evalúa cada movimiento mío al milímetro.

Esta enfrente de mi en su mano hay una copa de vino rosado que la degusta con calma, mostrándose seguro y tranquilo como si fuera aqui el líder, cuando nunca lo será, aunque el piensa que un día podrá estar aquí dirigiendo todo a su antojo, pero antes de que pase eso, el estará totalmente muerto.

Ladeó un poco la cabeza mientras que mi mirada no se aparta de la suya, estos días ha estado demasiado tranquilo, tratándome como si fuera de porcelana, parece que la manera de que esté asi es que me destroce en cuerpo y alma, su tranquilidad se basa en tener mi sangre en sus manos.

—Daphne ¿Tu que opinas?—habla mi padre sacándome de mis pensamientos, haciendo que aparte mi mirada del desgraciado, para mirarlo a él sin entender mucho lo que me ha preguntado, el me hace una señal para que mire a la mesa y es lo que hago mientras que intento activar mi mente.

El sacrificio de la reina (+21)Where stories live. Discover now