Capitulo 86

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Noto como su mirada se aparta de mi cuando empiezo a colocar estratégicamente armas blancas en todo mi cuerpo, ocultandolas con el vestido de novia que mi cuerpo porta en estos momentos.

Cuando he terminado con las piernas, acomodo a la perfección la abertura que tiene el vestido, que me da acceso rápidamente a las cuchillas que tengo en el muslo, algo que agradezco enormemente.

Mi mirada sube a él de nuevo, está al otro lado de la camioneta que nos lleva a la capilla en este instante.

Su mirada sigue perdida en la ventana, apenas habla, se mantiene distante, pero su mirada todavía me muestra la protección y preocupación que siempre ha tenido por mi, aunque ahora intenta disimularlo inútilmente, ya que siempre me doy cuenta.

Puede que sus acciones muestren otra cosa, pero sus ojos nunca me han mentido, es en lo único que ha sido real en los sentimientos que tiene hacia mi, lo demás es un misterio.

—¿Cómo está la chica?—pregunto iniciando una conversación para alejar toda la ansiedad que hay en mi cuando veo que nos acercamos cada vez al destino que me espera.

El me mira al fin mientras que pone la palma de su mano sobre su pierna y empieza a dar toquecitos con sus dedos en ella, atrayendo por unos momentos mi atención.

—Esta internada en un hospital, custodiada por los mejores hombres que tiene el coronel—habla fríamente mientras que no despega su mirada de mi—pero parece que se encuentra bien señorita—ya no se toma las confianzas que tenía antes, marca muy bien nuestros puestos, algo que por un momento duele dentro de mi aunque no debería.

Solamente le he cogido cariño, no hay nada más que pueda sentir por el, pero aún así duele la distancia que pone entre ambos, aunque yo misma puse esa línea en medio.

Asiento lentamente mientras que miro por la ventana como las camionetas que van delante de la nuestra se desvían a ambos lados, seguramente para cubrir más terreno y formar un arco de seguridad más grande.

—Kalid está muy tranquilo, estoy cien por cien segura de que sabe que hoy va atacar su querido perro —hablo poniendo en voz alta mis pensamientos, volviendo mi mirada hacia el de nuevo—al igual que sabe que la policia puede atacar libremente contra el al fin—hablo sabiendo que pocas horas después de escapar la chica, el se había enterado—no me gusta su actitud, se que algo trama—digo mientras que me pasó la mano por la cara, aunque intento no borrar el maquillaje que me echo.

Suspiro mientras que pasó la mano por el vestido nerviosa, sin ocultar en ningún momento el temblor que hay en mis manos, las emociones que recorren mi cuerpo sin poder evitarlo.

—No puedo darle respuestas que no tengo, solamente le puedo dar la seguridad de que estaré a su lado en todo momento, pase lo que pase—dice después de unos minutos cuando la camioneta ya se ha parado enfrente de la capilla.

Mis ojos van hacia los suyos, noto que cada palabra que ha dicho es verdad, eso hace que por un momento que el corazón se me estruje aunque no debería.

No debería sentir dolor al escuchar esas palabras en el, no debería recordar  otra persona que está a miles de kilómetros mía, que ahora mismo estará feliz con su nueva vida, mientras que yo estoy aquí vestida de novia sabiendo que el no estará en el altar.

No lo estará ni hoy ni nunca porque el decido volar lejos mia, y aunque el tiempo haya pasado y no me haya arrepentido de las decisión que he tomado hasta ahora, duele mucho y más en estos instantes previos.

Noto como el se da cuenta de este estado, sutilmente se inclina hacia mi y roza con sus dedos mi mano sin dejar de mirarme.

—Nunca me confundire con lo que siento—habla haciendo que sus palabras capten toda mi atención, pero cierra un momento los ojos y cuando los abre no siguiendo el curso de las palabras que quiere decir—no te tengo que repetir que tú puedes con todo esto, porque lo sabes a la perfección—habla mientras que debía sus ojos hacia el exterior, viendo como la seguridad se ha distribuido y esperan a que el abra la puerta—se brillante como siempre, una reina como tú nunca se rinde y menos ahora cuando estas llegando el final —dice en un susurro mientras que su mano se aleja de la mía, es entonces cuando abre la puerta saliendo al fin, dejándome unos segundos para que me recomponga antes de ofrecerme la mano para ayudarme a bajar.

El sacrificio de la reina (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora