Capitulo 84

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Me paso el algodón impregnando en alcohol bajo su atenta mirada, igual que las discretas miradas de los guardias que están esparcidos a mí alrededor, los cuales por lo menos disimulan, en cambio el no lo hace en ningún momento.

Siseó de malestar cuando una vez mas aprieto más de la cuenta el algodón sobre mi labio, lo hago  sin darme cuenta al estar perdida en mis pensamientos.

Una vez cansada dejo todo sobre la bandeja de metal que hay en la mesa baja y lo apartó hacia un lateral, haciendo que una de las chicas que trabaja en este lugar se lo lleve rápidamente dejando todo impecable como ante estaba.

Mi mirada después de un buen rato sube hacia los cristales que me dan vista de todo el club, todavía bastante activo y lleno de monstruos camuflados en caras bonitas.

Me recuesto sobre el sillón en el que llevo sentada un buen rato, en el que he podido descansar mi cuerpo después de todo lo que ha ocurrido en el despacho.

El todavía no ha salido, pero se que lo hará en algún momento, justamente después de que  compruebe que todo lo que he dicho es verdad.

Debería estar nerviosa y subiéndome por las paredes, pero se que no va encontrar nada que le haga ver lo contrario a lo que yo he pronunciando, por eso conservo la calma.

Por muy hijo de puta que sea Zarek, no podrá ponerlo en mi contra, ya que todo está planeado al milímetro, y todo gracias a los hombres de mi vida y en los que pongo la mano en el fuego siempre, sabiendo que nunca me van a fallar.

Ellos no.

Respiro lentamente mientras que espero que salga como una buena mujer, aunque se haya abierto una brecha entre nosotros, lo que estoy haciendo es para demostrarle que lo quiero a pesar de todo.

Aunque es la mayor mentira que le he dicho, nunca voy a sentir nada por el, incluso el odio se ha estado desvaneciendo con el tiempo hasta el punto de solo mirarlo sin sentimientos.

Mi respiración se ralentiza al cabo de los minutos hasta que al final es constante, logrando una mejoría considerable en mi, el juego con mi respiración hace que pueda controlar mi estado físico y no delatar constantemente la ansiedad que recorre mi cuerpo, aunque hay veces que fallo en el intento, pero en esta ocasión me ha servido bastante.

Miro a Marcell de reojo, el cual está a un lado de mi actuando como un guardaespaldas normal, aunque no despegue su mirada de mi parece que ha vuelto a su calma habitual después de la escena de hace un rato.

Intento borrar eso de mi mente, ya que nunca lo he comprendido, es alguien sumamente extraño, todavía sin un pasado que desvelar, con muchos secretos a su alrededor que todavía no he descubierto.

Pestañeo varias veces dejando eso a un lado, ya tendré tiempo de ocuparme de eso cuando toda esta mierda acabe.

Mi mirada se enfoca otra vez en los cristales tintados en los que veo todo a la perfección sin levantarme del sillón en ningún momento.

Paseo toda mi mirada por cada chica esclavizada en estas paredes, buscando un rostro en particular que no tardo mucho en encontrar al final del lugar.

Achino mia ojos mientras que me incorporo lentamente y me levanto al final de sillón poniendo en alerta a todos a mí alrededor.

Me acerco al cristal y cruzo mis brazos sobre mi pecho, atenta a todo pero sobre todo a un punto, viendo como la chica es la misma que vi en la foto, la cual ahora se encuentra asustada en una esquina esquivando las manos de los asquerosos que quieren tocarla y aprovecharse de ella.

Veo como hay dos guardias cerca de ella que se dan cuenta de lo que está evitando, es entonces cuando  la cogen de un brazo y le dan un puñetazo en la cara haciendo que caiga al suelo.

El sacrificio de la reina (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora