3

19.1K 1.1K 681
                                    


Sosteniendo mi teléfono celular, deslizo mis pies por mi cuarto hasta desgastar las suelas de mis zapatos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Sosteniendo mi teléfono celular, deslizo mis pies por mi cuarto hasta desgastar las suelas de mis zapatos. Lo había dudado en todo el transcurso de la mañana, y por la tarde aún no me había decidido en golpear su puerta, darle la bienvenida una vez más a Bastian, pero con formalidad y amabilidad, y en medio de la conversación, tener la oportunidad de consultarle si podía ayudarme con mi proyecto en mente.

No fue fácil aceptar en silencio la propuesta de Bart. Fueron horas insistentes en las que me situé frente al ordenador e investigue diferentes circunstancias que antes solían interesarme y que no involucraban actores para adultos y poses fingidas mientras se realizaba el acto coital. Sin embargo, ya no podía pensar en otra posibilidad que no sea esa.

Me hallaba en un dilema moral donde me encantaba expresar los tabúes ante la sociedad, y el terror a ser martirizada por exponer un drama que está oculto me hacia dar reversa incontables veces. El profesor Han había puntualizado sus palabras: ¨ Recuerden que, mientras haya una conexión con su carrera, pueden filmar e investigar lo que a ustedes les apetezca.¨ ¨ Todo es válido.¨

No solo investigaría las poses extraordinarias que realizan los actores arriba de sofás aterciopelados, sino la otra cara que nadie logra ver procurando mi propia seguridad e intentando ser guiada por personas que me enseñen las profundidades sin ser castigadas por ello. O en este caso, Bastian.

Pero para eso, quería y necesitaba volver a crear un vínculo con él.

En los días posteriores a su llegada me resultó extraño no distinguirlo con frecuencia en las afueras de su casa, siendo un milagro para mi nerviosismo luego de ver su video y haciéndome dudar sobre su presencia en dicha casa. No obstante, oía su voz por las noches saludando a mi padre cada vez que sacaba la basura de la casa, manifestándose.

Ahora, aferraba con fuerza el artefacto en mis manos, buscando una excusa creíble para verlo una vez más sin que nuestro encuentro resultara extraño para ambos. Pero no sabía cómo hacerlo, y cada vez que su nombre se posicionaba en mi memoria mis vellos se erizaban a voluntad propia.

– ¡Hija! – llama mi padre desde la plata baja, llenando todo el espacio cerrado de mi habitación.

Diviso la puerta abierta de mi cuarto, agradecida de que su voz me hubiera sacado de los pensamientos que me atormentaban.

– ¿Si? – elevo el tono, procurando que me oyera.

– ¿Puedes estar atenta a la puerta de entrada?

Fruncí el entrecejo, sin embargo, me aproximé al umbral de mi habitación, examinando con curiosidad la cumbre de las escaleras que concluían en la sala principal.

– ¿Tendremos visitas? – consulté.

–Sí, pero debo ir al...

A los segundos, unos golpeteos sobre la madera de la puerta de entrada inundaron mis oídos.

Detrás De Cámaras ©Where stories live. Discover now