18

12.1K 659 151
                                    

Parte 2/2

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Parte 2/2

El filo de la isla rozaba mi cintura, las manos de Bastian acunaban mis caderas temiendo que me escurriera entre sus dedos y mis labios sabían a alcohol barato. El gusto amargo había penetrado mis papilas gustativas, recordándome lo poco que me gustaba beber aquella bebida alcohólica cuando solo la había tomado para saciar mi sed y enfriar mis nervios cavernosos.

Habían transitado tantas secuencias en cuestión de sesenta minutos que aun mi cabeza las rememoraba con enfado e incontinencia. Una mixtura de disgusto por la aridez que sentí al dialogar con Nicolás y un impacto energético al admirar como Bastian acometía con su sátira perversa, dejando en claro que, si era necesario, me tomaría como suya delante de sus ojos para que no volviera a molestarme.

Aun su juguete vibrador, el mismo que me había colocado, rozaba mi intimidad y causaba que apretara mis muslos para retirar el sentimiento que acometía en mi punto sensible, deseando calmarlo y saciarlo.

Pero era inútil. Me estaba atormentando.

Me observaba como si ansiara descubrir cuanto más podría aguantar su dulce tortura, adivinándome con la tenebrosidad de su mirada, y quería borrar su sonrisa sagaz que destellaba bajo su maquillaje cadavérico, porque me indicaba lo mucho que lo estaba disfrutando mientras yo me quemaba por dentro.

Realmente me controlaría esta noche, y sabía que no pararía hasta verme suplicar.

Al rotar, luego de ver mi prenda intima tender nuevamente del bolsillo de su chaqueta de cuero y observar cómo Bastian bebió la botella de cerveza helada que había botado sobre la isla, Bart apareció en mi radar. Su traje de Batman resplandecía bajo la luz tenue de la cocina, luciendo una extensa capa de tela que le rozaba los talones y, aunque su rostro se hallaba anónimo bajo un antifaz a juego con su disfraz, podía reconocerlo fácilmente donde fuera.

Elevé mi brazo, zarandeándolo sobre el gran sombrero de pirata que descansaba en mi coronilla para llamar su atención y cuando mi cuerpo intentó sortear la gran contextura física que me recluía, esquivando su brazo con fuerza, el juguete sexual estalló dentro de mi intimidad, haciendo vibrar mi cavidad húmeda y llenándome hasta invadir mis terminaciones nerviosas aun debilitadas.

Me aferré a su brazo y al filo de la isla, incrustando mis uñas tinturadas de carmesí en la madera barnizada y respiré con dificultad para contener mis jadeos. Sentía como su entrepierna rozaba con mi trasero, alterando mis hormonas a un nivel superior y cuando la vibración declinó y volteé, su sonrisa lobuna inundó mi visión.

– Bastian – mascullé entre dientes, vislumbrándolo con una mixtura de rencor y codicia.

– ¿Qué? – averiguó con falsa inocencia sosteniéndome con su brazo libre, disfrutando de cómo iniciaba a retorcerme sobre sus brazos.

– Ahora no.

Imploré, tragando saliva y sintiendo en la cumbre de mi lengua como el bálsamo labial se encajaba en mi boca a causa de la sed. Mi aliento se entrecortó al sentir su cuerpo removerse tras mi dorso, arqueando su postura y rozando con sus labios carnosos y teñidos la piel ardorosa de mi cuello.

Detrás De Cámaras ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora