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Chillé su nombre a la par en que la brisa se intensificaba, el sol desaparecía tras las copas de los árboles y mi cuerpo vibraba desasiendo cristalinas gotas sobre mis zapatos

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Chillé su nombre a la par en que la brisa se intensificaba, el sol desaparecía tras las copas de los árboles y mi cuerpo vibraba desasiendo cristalinas gotas sobre mis zapatos. Había cerrado la puerta tras su ingreso, abandonándome a mi suerte y sin darme una razón certera de porque no podía seguir con su entrevista personal por hoy.

Bastian me había revelado lo suficiente para que mi curiosidad acrecentara y no se saciara por completo. Sentí una pena interna cuando su breve historia inundó mis oídos, pero él no parecía disgustarle en lo más mínimo todo lo que había hecho y logrado con los años a base de sus películas eróticas. No obstante, cuando nombré a su familia sus ojos pardos se oscurecieron y comprendí que me había introducido en su lado más personal. De todas formas, le estaba haciendo preguntas a Vlad, y no a Bastian.

Vlad parecía describirse como un hombre atrevido, arrogante y presumido ante las cámaras. Una bella máscara que encubría a su verdadero ser interior. Es provocativo, revelándome con pequeños datos –que necesitaba ampliar– el porqué de su seudónimo, y con su confianza, un carisma implacable y seducción te envolvía en su propio encanto lascivo.

No podía negarlo, me había gustado mucho la forma en la que me había obligado a desnudarme ante sus ojos.

Sus mandatos, su voz oscura y su mirada acechante acompañaban cada uno de sus movimientos corporales, sabiendo perfectamente cómo usarlos para provocar a su presa, y sospechaba que le divertía el hecho de que, con tan solo entonar unas simples palabras, mi comportamiento me evidenciara ante su presencia.

Y cuando vi como sus ojos me recorrían mi tez semidesnuda, presentí como ansiaba que sea una de sus presas favoritas.

En cambio, tras el corto tiempo de su regreso, aún no podía definir a los cuatro vientos que conocía a Bastian. No podía asegurar que seguía siendo la misma persona adorable, protectora y comprensiva que había conocido hace quince años. Era un simple niño de diez años en aquel entonces cuando me invitaba a ver películas en mitad de la noche, donde acampábamos a escondidas en el bosque y se molestaba cuando otras personas se burlaban de mi cabello, sin embargo, conservaba una pizca de esperanza de que aun siguiera siendo el mismo y que tras su huida, dejándome temblando con los artefactos todavía en funcionamiento, tuviera una explicación.

Pero, algo en la pequeña entrevista me dejó en claro que él no se dejaba conocer y ocultaba cualquier rastro de su verdadero ser, y no entendía el porqué.

Al mismo tiempo, necesitaba saber si le gustaba lo que hacía, si lo odiaba con todo su ser, o que información podía ofrecerme para mi entendimiento y todos los que verían el material próximamente. Me resultaba intrigante conocer su lado perverso, aquel que se designaba como ¨Vlad¨ y no con el nombre que sus padres le habían brindado a tan solo minutos de nacer. Quería saber todo de él, y también quería conocerlo más allá de su trabajo.

Maldije su nombre entre dientes en la divina espera en que volviera a aparecer ante mi visión, sin embargo, el tiempo transcurría y no había señales de él en el interior de la casa. Cuando logré colocarme la playera húmeda, tomé mis pertenencias con rapidez y me dirigí directo a mi habitación sin siquiera saludar a mi padre, quien se ubicaba en medio de la sala viendo su programa favorito de todas las tardes.

Detrás De Cámaras ©Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ